IV Maratón Montes Torozos
30 km en grupo, 42.195 metros para disfrutar
Hola amig@s,
De regreso ya en Panamá después de un mes de viaje por Europa. Aunque las vacaciones en teoría deberían ser para descansar, no he parado más de cuatro días en el mismo sitio, así que he acumulado bastantes kilómetros en desplazamientos, y dos maratones más completadas, la de Oporto en Portugal de la cual ya os compartí la crónica, y la de los Montes Torozos en la provincia de mi natal Valladolid en España. Nunca había corrido antes dos maratones en fines de semana consecutivos, aunque es algo que para muchas personas como he podido comprobar resulta bastante usual por Europa.
Esta cita era una de esas imperdibles para mi, pues mi hermano Carlos partía con la intención de completar su maratón número 100 desde que se iniciará en este mundillo en el año 1983. Por el camino 32 años, toda una vida en la que con algunas lagunas por diferentes motivos (familia, trabajo y salud), recorrió 15 países y puso siempre ilusión y sacrificio por alcanzar la meta. De hecho Carlos fue el culpable de que yo debutara en esta distancia de una forma totalmente bizarra e improvisada en el maratón de Valladolid de 1987 (ver crónica).
Esta cita era una de esas imperdibles para mi, pues mi hermano Carlos partía con la intención de completar su maratón número 100 desde que se iniciará en este mundillo en el año 1983. Por el camino 32 años, toda una vida en la que con algunas lagunas por diferentes motivos (familia, trabajo y salud), recorrió 15 países y puso siempre ilusión y sacrificio por alcanzar la meta. De hecho Carlos fue el culpable de que yo debutara en esta distancia de una forma totalmente bizarra e improvisada en el maratón de Valladolid de 1987 (ver crónica).
Una característica que la hace especial, es que los primeros 30 kilómetros se corren en grupos, según marcan unos pacers de la organización perfectamente identificados. Después del kilómetro 30, la carrera si queda abierta y ya cada corredor completa los 12 kilómetros finales al ritmo que desea. En esta edición los grupos establecidos por la organización fueron de 4:45min/km, 5min/km, 5:30min/km, 6:00min/km y 6:30min/km, y precisamente mi hermano y su amigo Miguel fueron designados como pacers del último grupo.
Otro detalle curioso es que el circuito es siempre el mismo por los Montes Torozos, pero cada año la organización va cambiando el sitio de partida y meta, alternándolo entre los diferentes pueblos por donde pasa la ruta.
Torrelobatón desde el aire |
Castillo de Torrelobatón |
Cuando llegamos a Torrelobatón estaba completamente sumergido en niebla, vamos, que "no se veía un pimiento", algo que no me pareció extraño y recordaba de mis épocas en que montaba bicicleta por todos estos valles y páramos. Esta zona de Castilla es muy bonita, y en cada época del año cambia su aspecto según van floreciendo los diferentes cultivos en los campos.
La hora de salida estaba programada para las 9.00 am, pero se nos informó que para garantizar la seguridad de los participantes y debido a la niebla, la Guardia Civil dio instrucciones de esperar una hora. Creo la organización hizo bien en no cuestionar este atraso, aunque todos sabíamos que esa niebla no iba a levantar "ni de coña", pero hubiera sido peor ponerse a discutir y que al mando de turno se le cruzaran los cables y suspendieran definitivamente el evento.
La familia apoyando |
Enseguida conformamos el grupo que íbamos al ritmo de 6.30 m/km con mi hermano Carlos, su amigo de Orense Miguel Martínez, el madrileño de las moléculas algodoneras Javier Hernández, y un servidor. Desde el primer metro nos rodearon bicicletas con voluntarios de la organización, cuidando tanto nuestro frente como la espalda, y dando todo el apoyo que íbamos necesitando.
En todo momento corrimos protegidos por voluntarios en bicicleta y vehículos de apoyo |
Adicional a la organización, contamos durante toda la ruta con el apoyo de la familia, ya que nos iban dando seguimiento en el carro Raquel, la mujer de Carlos, mi sobrino Carlitos y su novia Leti, y Merce, la mujer de Miguel. Para la ocasión habían preparado también unos carteles, y en cada uno de los puntos donde se ubicaron en la ruta nos dieron tremendos ánimos y apoyo.
Nuestro cuarteto fue completando kilómetro tras kilómetro sin contratiempos, compartiendo anécdotas y con buen paso, cumpliendo el objetivo de ritmo. Cada cinco kilómetros la organización tenía establecido mesas de avituallamiento, y adicional a la bebida y alimentos que nos ofrecían, eran continuos sus gritos de aliento. Como dato curioso y que jamás me había pasado, tuve que parar hasta cinco veces a vaciar la vejiga durante la prueba, y eso que no había hecho una sobre hidratación los días anteriores como es habitual en Panamá, ni tampoco tuve necesidad de beber en las estaciones hasta que cumplimos la media maratón.
Carlos corriendo su maratón #100 con el dorsal #100, otro detalle de la organización |
Las piernas poco a poco fueron sintiendo el paso de los kilómetros, pero nos mantuvimos los cuatro del grupo hasta pasar por el cartel del km 30 después de una subida que se hizo bastante pesada. De allá teníamos ya solo 12 kilómetros hasta meta, y todo era cuestión de mantenerse enfocados y no arrojar la toalla. Ya en la parte final Javier tomó algo de ventaja, y por nuestra parte alcanzamos a algunos de los participantes que se fueron descolgando del grupo precedente. Así entre chistes de "Chiquito" y confesiones variopintas, logramos engañar al cansancio y felices alcanzamos el kilómetro 42 antes de afrontar el último repecho que daba acceso a la meta en el castillo.
En esos metros finales toda la tensión acumulada se liberó, y creo los tres nos emocionamos al punto de soltar algunas lagrimillas, llegando agarrados de la mano en 4h43 dentro del tiempo de corte. Los resultados completos los podéis consultar en este LINK.
Emotivo e histórico momento |
Orgulloso de mi hermano |
Nada más cruzar la meta, unas sopas de ajo calientes para entrar en calor |
"No soy una moda, soy una leyenda, 1983-2015". "Yo le acompañé", las camisetas que les regalaron los hijos a Carlos y Raquel |
Reseña en El Norte de Castilla |
Fuerte abrazo, y como siempre digo, nos vemos en la Ruta! (claro, si no hay niebla jajaja).
FER
¡Qué orgullo fue poder correr de nuevo contigo, querido Fer!, como tú dices, ¡qué pena que la distancia nos impida disfrutar más a menudo de estas experiencias deportivas!
ResponderEliminarLas experiencias deportivas molan, pero más las gastronómicas jajaja, quiero volver a Guimaraes :)
EliminarAbrazos Carlangas
FER