Muy buenos días amig@s:
Supongo much@s habréis notado que durante las últimas semanas he estado poco comunicativo debido a unos problemillas de salud que me han traído de cabeza. Resulta que un día después de entrenar noté de modo muy ostensible sangre en orina, una afección llamada técnicamente "hematuria". Lógicamente me sobresalté y de inmediato consulté con mi entrenadora, la Dra. Enitza George. Ella me mandó hacer enseguida un examen de orina, y como era de esperarse los resultados certificaron la presencia de sangre a simple vista, y un gran número de glóbulos rojos. De hecho el laboratorio calificaba el color de la muestra como marrón turbio, así que os podéis imaginar el aspecto que tenía mi orina. De una vez pedí cita con mi urólogo, el Dr. Enrique Alemán, el cual me recomendó parar de ejercitarme de inmediato y me realizó varios exámenes, incluyendo ultrasonido y prueba de próstata (el famoso dedito).
La hematuria no visible en sangre (microscópica) suele estar originada muchas veces por el esfuerzo derivado del ejercicio físico, pero en mi caso se trataba de una hematuria macroscópica (detectable a simple vista), cuyo origen se asocia a diversos fenómenos entre los que se incluyen principalmente la existencia de cálculos renales, infecciones urinarias, golpes y traumatismos, el consumo de ciertos medicamentos o alimentos (como la remolacha), o sangrado derivado de procesos de tipo cancerígeno.
Provengo de una familia "piedrera", en el sentido de que tanto mi madre como mi hermano Carlos han sufrido numerosos problemas con cálculos renales, y yo mismo tuve en el 2006 y 2008 dos episodios de cólicos de riñón que me enseñaron en realidad lo que es el verdadero dolor. Cualquier cosa comparado con eso hay que calificarlo de simple molestia. Por supuesto acabé en ambos casos en urgencias, retorciéndome sin saber en que posición colocarme, e incluso vomitando de lo revuelto que se te pone el cuerpo. En una de esas oportunidades logré expulsar el cálculo de modo natural por la uretra al orinar, y si estuvo acompañado de hematuria temporal. En esta ocasión por el contrario, no sentí ningún síntoma de cólico, ni dolores que acompañaran la hematuria, y esta era permanente.
Realizados los primeros exámenes, los doctores empezaron a descartar motivos. No podía ser por tomar medicamentos o alimentos, tampoco había sufrido una caída o golpe, los análisis no mostraban infección, y la próstata estaba de tamaño normal sin inflamación. Así que la presencia de una piedra o el crecimiento de un tumor quedaban como alternativas más probables. En el ultrasonido se puede detectar un cálculo así como un tumor grande en cualquier parte del aparato urinario (riñones, uréteres, vejiga, próstata, o uretra), pero no es un método 100% confiable. Por ello la indicación del urólogo fue la de practicar dos TACs con contraste, uno abdominal y otro de vejiga.
Como supondréis todo este proceso no fue de un día para otro, ya que entre conseguir las diferentes citas, pre-autorizaciones de la aseguradora, hacer los análisis y las pruebas, y esperar los resultados, pasaban los días y ya se acumulaban las semanas. La hematuria había disminuido y la orina ya era de aspecto más claro, pero todavía continuaba con molestias en la zona de la vejiga, e irritación y dificultad al ir al baño.
Me realicé los TACs y los días de espera hasta obtener el informe del radiólogo fueron eternos. Por supuesto prefería mil veces que en las imágenes aparecieran piedras que un tumor, pero ya tenía asumido que lo que fuera lo debería de afrontar. En mi contra estaba que según los protocolos cuando no se presenta dolor de tipo cólico hay que apuntar en un gran porcentaje a algún tipo de tumor, pero a mi favor jugaba el hecho de no ser fumador, ser delgado, y no trabajar con químicos u otra profesión de riesgo.
Esperaba la llamada de mi doctor y a la vez no quería andar presionándolo para saber los resultados, pero según pasaban los días el nerviosismo se iba apoderando de mi. Finalmente el urólogo me mandó copia del informe, y de manera sorpresiva ni se detectaban piedras ni tumores u otras malformaciones, pero las molestias seguían con frecuentes ganas de ir al baño, y ardor e insatisfacción al hacerlo. De nuevo me consulté con el Dr. Alemán, y ante estos condicionantes de no haber hallado el origen de la hematuria juntado a que las molestias no cesaban, le convencieron de realizar una cistoscopia, que no es otra cosa que la inserción de una sonda por la uretra para visionar el interior de la vejiga y detectar con imágenes directas que está sucediendo ahí dentro.
Ya eran tres semanas las que llevaba en esta situación, y para complicarlo más debía hacer un viaje de trabajo fuera de Panamá, lo que me daba un temor añadido por si tenía alguna complicación médica estando lejos de casa. Mientras estuve fuera, y por estar casi todo los días con un horario muy exigido, no le puse mucha mente al tema, y cuando me quise dar cuenta me percaté de que las molestias estaban cesando y la función urinaria se regularizaba. Las cosas se componían, y ya solo faltaba descubrir lo que había causado el problema.
No tardé mucho en hacerlo, ya que de regreso en Panamá y cuando fui al baño a hacer el ultimo pis de la noche, de manera sorpresiva sentí como el flujo se interrumpía por momentos, y de pronto expulsaba una piedra sin ningún tipo de dolor. Fue un alivio enorme, y por momentos casi me puse a llorar de la alegría porque sentí una relajación total después de la enorme tensión acumulada por semanas. Pude recuperar a la "intrusa" que era del tamaño de medio grano de arroz, y con muchas estrías puntiagudas. La hubiera guardado de recuerdo pero su destino final fue el laboratorio donde me dirán cual es su composición.
Por fortuna la cistoscopia prevista para hoy se suspendió, y en su lugar tengo ahorita consulta de nuevo con el urólogo para elaborar un programa de seguimiento y control, a ver si logramos clausurar la "
cantera"
jajaja, no quiero saber nada de minería. En principio ya tengo el alta médica para correr suave, y si el sangrado no se reproduce, espero poder llegar en forma todavía a los objetivos de final de año.
Este mes pasado me ha servido para darme cuenta de lo importante que es tener buena salud, y lo poco que generalmente la valoramos. Uno no sabe en qué momento se le pueden torcer las cosas, y por ese motivo hay que disfrutar cada día al máximo y dar gracias de cada amanecer que tenemos el privilegio de contemplar. También me ha valido para darme cuenta de que hay gente maravillosa que se preocupa por uno, por supuesto la familia y amigos cercanos, pero adicional personas con las que uno no ha tenido tanto contacto y de igual modo han orado y se han preocupado por mi bienestar.
Un millón de gracias a mi urólogo el Dr. Enrique Alemán, a mi entrenadora y doctora deportiva Dra. Enitza George, al médico de la familia el Dr. Manuel Escala, a mis hermanos médicos Javier y Carlos, a mis compañer@s del team GeorgE, y al resto de vosotr@s por todo el apoyo y confianza que habéis depositado en mi recuperación.
Un abrazo enorme y nos vemos en la Ruta!
FER