FRUTOS DEL MAR
El polémico Pangasius
Hola lectores:
Aprovecho que ya está terminando la semana para compartiros la última nota que redacté para Bienestar de la sección FACETAS de La Estrella de Panamá, en esta ocasión sobre el consumo de pescados y mariscos. Podéis ver la nota principal en este LINK de la web del diario, la página completa en la imagen inserta a continuación o como texto simple al final de la entrada.
Saludos y nos vemos en la Ruta!
FER
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PESCADO, DE LA MAR A LA MESA
Algunas personas no gustan de comer pescado, bien por falta
de tradición culinaria, no querer limpiarlo, o temor a las espinas, pero cada
vez se presentan más estudios que constatan los beneficios de su consumo.
El pescado es una fuente rica de proteínas con alto valor
nutritivo, y su consumo dentro de una dieta equilibrada se ha demostrado como
muy beneficioso para la salud. Entre sus nutrientes encontramos el calcio, fundamental
para el desarrollo del sistema óseo y los dientes; el yodo, elemento químico
esencial para evitar enfermedades como el bocio; y múltiples vitaminas como la A,
B, D y E, las cuales favorecen el correcto funcionamiento de nuestros órganos.
Adicional sobre todo los pescados azules tienen un alto contenido de ácidos
grasos como el omega-3, el cual contribuye a la prevención y tratamiento de
enfermedades cardiovasculares.
HÁBITOS DE CONSUMO
Nuestro país está bendecido por ser bañado tanto por el océano
Atlántico como por el Pacífico, y disponer de miles de kilómetros de costa. La
pesca siempre ha sido una actividad comercial, y el pescado por lo tanto, uno
de los componentes tradicionales de la dieta del panameño. Panamá mantuvo por
años el consumo per cápita de pescado y marisco más alto de Centroamérica, pero
en la última década este fenómeno está surgiendo un retroceso por diversos
factores, principalmente el aumento del precio. Gran parte del producto que se
pesca en nuestras costas se destina a la exportación, sobre todo tuna y
especies de calidad, o es consumido para el sector turismo en restaurantes, por
lo que el panameño de a pie ha tenido que prescindir de comer corvina, pargo, o
cojinúa, y decantarse por alternativas más económicas como el jurel o la
sierra. Incluso para parte de la población el pescado fresco ha pasado a ser un
artículo vedado por la carestía del mismo, obligándose a consumir de manera
exclusiva sardina o tuna enlatada de baja calidad.
PESCADO SIN PRECIOS
REGULADOS
El nuevo Gobierno propuso como una de sus principales y más
comentadas medidas la de regular el precio de 22 productos de la Canasta
Básica, lo que según estudios supondría un ahorro de 58 balboas mensuales. Los productos
que fueron incluidos en esa lista marcan una tendencia sobre los hábitos de
consumo de los panameños, y hacia donde se quiere seguir orientando estas
preferencias. Mientras que se potencia el consumo de carne de res (babilla,
bistec de cinta, carne molida, jarrete, pecho), carne de cerdo (chuleta), carne
preparada (salchichas) y carne de pollo, el pescado se incorpora exclusivamente
mediante la tuna en lata, una pobre representación para todo lo que nos ofrece
el mar.
RECOMENDACIONES
Es mejor consumir un pescado fresco que uno enlatado. Para
asegurarnos de su frescura, lo mejor es ir a un mercado donde a diario se
despacha el producto que llega directamente de los barcos. Un pescado fresco se
caracteriza por tener los ojos y la piel con brillo, sus escamas pegadas, la
carne tersa, y sobre todo las branquias rojas y húmedas. El olor también es un
método sencillo para que no traten de estafarnos, ya que el pescado fresco
tiene poco olor, circunstancia que va cambiando con el paso del tiempo hasta convertirse
en un hedor desagradable por la descomposición. Una vez comprado debemos
mantener la cadena de frío hasta su consumo.
EL POLÉMICO
PANGASIUS
Frente a los altos precios del pescado, algunas especies
criadas en Asia están inundando supermercados por todo el mundo. En concreto el
Pangasius, se produce de manera intensiva en Vietman en el Río Mekong, el cual
es uno de los más contaminados. De hecho muchas familias humildes que viven en
chozas sobre el río, crían los Pangasius en redes a pocos metros de donde echan
sus excrementos al agua. Esta especie es devoradora y come todo lo que
encuentra, por lo que despectivamente se la conoce como “rata de río”. Existe
una enorme polémica sobre los niveles de salubridad de esta especie, y si
cumple con unos controles de calidad mínimos. Pero mientras tanto muchos
consumidores desconocen el origen del producto, y lo compran atraídos por su
buen precio y bonita apariencia. En Panamá se vende en algunas grandes
superficies fileteado bajo el nombre tailandés de Swai.
DOSIS RECOMENDADA
Para una persona normal la dosis recomendada es de dos a
tres raciones de pescado a la semana, alternando especies azules (tuna, salmón,
sardina), y de pescado blanco (lenguado, rape, bacalao). En las especies
grandes como atún o pez espada, debido a la cadena alimenticia, se están
detectando altos niveles de metales pesados como mercurio y plomo, por lo que
no hay que abusar de su consumo.
PESCADO Y DIETA
Para personas que están a dieta y quieren bajar de peso, el
consumo regular de pescado es una excelente alternativa ya que tiene un aporte
de calorías bajo siempre que el método de cocinarlo sea a la plancha o al horno
con mínimo aceite.
SEMANA SANTA
La época de Semana Santa es cuando tradicionalmente el
panameño consume más pescado, y por ende los precios en los mercados y
establecimientos comerciales se dispara, con subidas medias de un 30%. Durante
las fiestas de Navidad también se incrementa la venta de ciertas especies de
mayor calidad como guabina, bacalao y besugo, adicional a variedades de marisco
como langosta, camarones, langostinos, o almejas.
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