Hola amig@s,
En el eterno debate de si es mejor caminar o correr, y como pasar de una a otra modalidad, os comparto mi última colaboración publicada este domingo en la sección FACETAS de LA ESTRELLA DE PANAMÁ sobre el tema.
Podéis leer la NOTA PRINCIPAL en la web del propio diario, la página completa en la imagen inserta a continuación, o como texto simple al final de la entrada.
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¿CAMINAR O CORRER?
Ambas actividades suponen un ejercicio beneficioso para la
salud, por lo que la elección entre una u otra modalidad dependerá sobre todo
de las preferencias del usuario y los objetivos que busque con su práctica.
Bajar de peso, problemas de salud o controlar el estrés,
son algunos de los principales motivos que cada día impulsan a un mayor número
de personas a iniciarse en rutinas de actividad física. Caminar por 30 minutos,
una hora o inclusive más, suele ser la modalidad elegida como primera opción,
puesto que constituye una manera sencilla, económica, y agradable de trabajar
la función cardiovascular del organismo de una manera aeróbica. Desde el punto
de vista muscular, al caminar nuestro tren inferior será el que se ejercite en
mayor medida, ganando tanto tono como elasticidad, agilidad, y equilibrio,
aunque el abdomen y el tren superior también se verán beneficiados. Caminar
provoca menos riesgos de lesiones al reducirse el impacto del peso del cuerpo
contra el piso respecto de lo que sucede al correr, y si se hace en grupo
supone una manera de mantener o entablar nuevas relaciones sociales.
COMENZANDO A CORRER
Después de un tiempo de realizar caminatas periódicas,
parte de los practicantes optarán por dar un paso más allá en su nivel de
ejercicio e incorporar el trote o la carrera a sus rutinas de ejercicio. El
trote lo definiríamos como una carrera a ritmo muy lento, en la cual casi se
mantiene la misma velocidad desarrollada al caminar, pero realizando un mayor
ejercicio al despegar los pies del suelo en periodos de mayor duración. Correr aunque
sea a un ritmo muy relajado, es una actividad diferente a la de caminar, no
solo por cuestión de un desplazamiento mas rápido. Aunque seamos caminantes
consumados, muchos factores van a cambiar y deberemos estar prevenidos física y
psicológicamente para ello. Así se aumentará nuestra respiración y frecuencia
cardiaca; la mecánica de la zancada y el trabajo muscular será diferente;
tendremos mayor sudoración y pérdida de líquidos; y se incrementará el consumo
de calorías.
La transición de caminar a correr hay que hacerla de manera
progresiva. Nuestro cuerpo nos va a decir en que momento se hace necesario
bajar el ritmo o parar. Comenzando, puedes optar por alternar periodos de
caminata rápida con tramos de trote. El perfil del terreno te puede servir como
guía, trotando en las zonas planas y caminando las cuestas y bajadas. Aunque la
tendencia natural sería correr en las bajadas, para los trotadores noveles es
mejor que las caminen puesto que en los descensos se genera mucho impacto de
amortiguación en tobillos y rodillas.
MEJORES UBICACIONES
En la ciudad capital cada vez hay más zonas verdes y de
esparcimiento donde podemos ejercitarnos. Así entre los sitios preferidos por
caminantes y corredores se encuentra el Paseo de las Palmeras en Balboa, el Parque
Omar, el Causeway de Amador, la Cinta Costera -en alguna de sus tres fases-,
las antiguas bases de Clayton y Albrook, y el Boulevard de Costa del Este. Si
por falta de tiempo o lejanía no pudiéramos acceder a alguna de ellas,
buscaremos áreas peatonales o de escaso tráfico vehicular, preferiblemente de
perfil no muy sinuoso, y que estén protegidas del sol. Lo ideal para un
trotador que se inicia sería correr por grama baja regular o caminos de tierra
estables para minimizar el impacto de nuestro cuerpo en el piso, pero
lamentablemente hay pocas áreas que cumplan con esos estándares. Evita en lo
posible correr por las aceras, no solo por subir y bajar bordillos, sino
adicional por el peligro de tropezar con salientes como losas sueltas o tubos
de metal.
EQUIPAMIENTO
Para ambas modalidades es preferible elegir fibras y
tejidos técnicos que ayuden a eliminar el sudor, en vez de ropa de algodón que
absorberá gran parte del mismo, se nos pegará al cuerpo, y favorecerá la
aparición de rozaduras y ampollas. Sobre todo evita prendas de plástico e
impermeables cerrados que no aumentarán el consumo de calorías y la pérdida de
peso, sino solamente una mayor deshidratación y sensación de agobio. Respecto
del calzado, el mismo deberá ser adecuado a nuestra talla y forma de pisada, tanto
para asegurar un buen performance, como para disminuir el riesgo de molestias y
lesiones.
CONTROL MÉDICO
De manera previa a comenzar con una rutina física regular
como es la de salir a caminar o correr, siempre es conveniente realizarse un
control médico y recibir la aprobación de nuestro doctor. Exploraciones
básicas, análisis de sangre y orina, e inclusive un electrocardiograma, nos
servirán para confirmar nuestra buena salud y prevenir posibles problemas o
lesiones a futuro.
DESPUÉS DEL
EJERCICIO
Una vez concluida la sesión de ejercicio deberemos estirar nuestra
musculatura, especialmente las piernas, con posiciones en las que sintamos
tensión moderada en cada uno de los grupos musculares por unos 20 segundos, evitando
hacer rebotes. En lo posible hay que evitar quedarse con ropa o zapatillas
húmedas por tiempo prolongado. Mientras te cambias, aprovecha esos momentos
para seguir hidratándote e ingiere algo de alimento sólido.
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Saludos y nos vemos en la Ruta!
FER
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