Buen domingo amig@s,
Recién salido del horno, os comparto el último artículo que he publicado hoy mismo en LA ESTRELLA DE PANAMÁ con relación a esas costumbres, rituales y supersticiones que a veces tenemos los corredores.
Podéis consultar el artículo en línea en este ENLACE, ver la página completa en la imagen inserta a continuación, o leer el texto íntegro en modo sencillo al final de la entrada.
Saludos y nos vemos en la Ruta!
FER
*******************************************************
LAS MANÍAS DEL CORREDOR
Rituales y supersticiones más frecuentes entre los runners
En los
últimos meses me ha sucedido varias veces que cuando algún desconocido se
entera que soy corredor habitual, reacciona diciendo que “los corredores si sois raros y maniáticos”. Según el diccionario de
la Real Academia Española, manía se define como
“preocupación caprichosa y a veces extravagante por un tema o cosa
determinados” y “afición exagerada por alguien o algo”, siendo sinónimo de términos
como obsesión, excentricidad o rareza.
Los
comentarios antes citados me han hecho plantearme la duda de si la sociedad
tiene una percepción verdadera de nosotros, o si por el contrario, los medios
de comunicación y especialmente las redes sociales están generando una idea
equivocada de nuestras rutinas y modos de actuación.
Después de
analizar el tema y conversarlo con amigos corredores, la conclusión a la que
hemos llegado es que, si bien tenemos ciertas rutinas y costumbres particulares,
no diferimos mucho en este tema respecto de la población en general. Hay un
gran porcentaje de personas que no realizan actividad física, que en su vida
diaria tienen obsesión por objetos o creen en supersticiones, y entre los
deportistas también son numerosos los casos, incluso de figuras de primera
línea mundial.
Así por
ejemplo, el tenista Rafael Nadal cada vez que bebe de sus botellas lo hace en
el mismo orden y las ubica con tremenda precisión, poniendo cuidado de que las
etiquetas queden mirando hacía la cancha. Adicional, siempre salta a la pista
iniciando con una carrerita, en los cambios de lado se apura para cruzar la red
antes que su adversario y en cada punto se ajusta la parte trasera de su
pantalón. Por su parte, el astro argentino Lionel Messi tiene como costumbre
salir el último de su equipo del túnel de vestuarios, aunque para ello tenga
que esperar a algún compañero retrasado. El basquetbolista Michael Jordan, que
en sus inicios jugó con gran éxito para la Universidad de Carolina del Norte, mientras
defendió en la NBA los colores de los Chicago Bulls y de Washington Wizards
portó debajo del uniforme la camiseta de su antigua universidad, ya que le daba
suerte. Para terminar, y en lo que se refiere a los colores, el golfista Tiger
Woods suele usar suéter de color rojo en las ocasiones especiales, ya que con
ese color ha alcanzado muchos de sus éxitos deportivos.
SUPERSTICIONES PERSONALES
El hombre no
deja de ser un animal de costumbres, y entre los corredores son frecuentes algunos
rituales que en poco o nada tienen una base o justificación que suponga mejora
en el rendimiento físico. Así por ejemplo, y a la hora de colocarse el chip de
control de tiempo en la zapatilla, un gran porcentaje de los corredores lo
ubica siempre en el mismo pie, aunque como es obvio, haga su función de igual
manera independientemente del lado en el que se coloque, adicional a que,
después de miles de zancadas, sería imposible prever qué pie cruzará antes la
línea de meta. Otra conducta usual es que la mayoría de los corredores al
momento de ponerse las zapatillas y de hacer la lazada, inicia siempre con el
mismo pie, generalmente el derecho, aunque lo haga de manera totalmente
inconsciente.
Tener
amuletos y fetiches también es habitual para muchos corredores, bien se trate de
alguna prenda del uniforme, zapatillas u otro tipo de accesorios. El corredor
para sus citas importantes confiará en aquel uniforme, medias o zapatillas con
las que consiguió sus mejores actuaciones, a pesar de que a veces no estén ya
en óptimas condiciones. Siguiendo esta idea, casi todos los corredores tenemos
nuestros “calcetines de la suerte”,
que aunque ya viejitos, no queremos desechar y guardamos como oro en polvo.
Otras veces son colgantes, medallas u otras joyas las que asociamos a tener
éxito, o al menos a sentirnos protegidos de accidentes cuando las portamos, y
si se nos olvida usarlas sentimos que no estamos completos. Optar por
determinado color asociado al triunfo también es costumbre, aunque en cambio,
casi todos los corredores cuando compramos un par nuevo de zapatillas, optamos
por un color diferente al de las últimas adquiridas. Aquí incluye seguramente
el tema de la moda y la apariencia, para que los demás sepan que tenemos calzado
nuevo. Otra manía se refiere a usar siempre los mismos imperdibles, aunque en
cada prueba nos entreguen unos diferentes, ponernos en la camiseta nuestros
números de competencia milimétricamente centrados, o guardarlos celosamente después
del evento ya sin uso a modo de recuerdo.
En cuanto a
las pruebas y recorridos, cada corredor tiene sus preferencias, sin que el
perfil, la belleza del lugar o la seguridad sean conceptos que realmente influyan
a la hora de la elección. Igual sucede con el sentido en el que se corre, ya
que generalmente cada circuito optaremos por iniciarlo siempre del mismo lado.
Todo lo que
se ha mencionado anteriormente asociado al éxito, funciona en sentido contrario
respecto del fracaso, ya que con que una vez algo que hayamos usado nos haya
incomodado o simplemente hayamos tenido ese día un mal desempeño, lo
asociaremos a un mal recuerdo y tenderemos a descartarlo a la hora de
seleccionar nuestro equipamiento.
RUTINAS CON FUNDAMENTO
A diferencia
de las supersticiones y manías mencionadas en los párrafos anteriores, entre
los corredores hay ciertas costumbres que se siguen de manera mayoritaria y a
las que sí se puede encontrar justificación para su existencia.
Respecto de
la alimentación, y de modo previo a participar en una competencia de fondo como
puede ser un maratón, es tradición comer pasta, y de hecho muchos organizadores
programan la “cena de la pasta” como
una actividad dentro de su agenda oficial. La razón de ello es lo que se conoce
en la terminología anglosajona como carbo
loading, la recarga de los depósitos de energía de nuestro cuerpo. Asociado
también a la comida, la mayoría de los corredores sigue casi siempre una misma
rutina de desayuno el día de la carrera, seleccionando aquellos alimentos que
ya ha ingerido en ocasiones anteriores y que le han funcionado mejor, ya que no
hace ningún sentido probar cosas nuevas que pudieran dificultar una correcta
digestión. Quizás otras personas nos puedan considerar maniáticos, pero nuestro
organismo es muy sensible ante la realización de un esfuerzo físico intenso, y
los pequeños detalles pueden hacer la gran diferencia entre tener éxito o un
rotundo fracaso. Puede resultar complicado explicar a alguien no habituado a
este mundillo que no todas las
bebidas deportivas son iguales o que si pedimos que nos compren una marca y
sabor específico de mermelada no es por molestar.
Los horarios
en los que los corredores solemos practicar es otro de los hechos que llama más
la atención a terceros. ¿Cómo es posible que madrugando durante los días
laborables, llegue el fin de semana y nos levantemos a las 3 o 4 de la mañana
para correr nuestros fondos? Esto tiene mucho que ver a nivel local con las
extremas condiciones de temperatura y humedad con las que contamos, lo que
obliga a iniciar temprano, todavía en horas nocturnas, para dentro de lo
posible completar la mayor parte del entrenamiento antes de la salida del sol.
Pueden creerme que a los corredores nos gusta dormir como a todas las personas;
no somos masoquistas, pero el nivel atlético al que cada uno queremos llegar
nos impone entre otros este sacrificio.
Para
finalizar, una de nuestras costumbres más atípicas es lo que se denomina
automotivación. No es extraño, sobre todo cuando el corredor realiza un
esfuerzo intenso, que él mismo se anime gritando en voz alta desde palabras
sueltas como un sencillo “venga” o “vamos”, a arengas más complejas que causan
perplejidad entre las personas que están en los alrededores y nos ven hablando
solos. En otras ocasiones el corredor va escuchando música con sus auriculares
y se deja llevar por el momento cantando a viva voz los temas de su
preferencia, sin darse cuenta del alto volumen al que lo hace o si desafina
como si estuviera en un karaoke casero.
La próxima
vez que vea un corredor a las 5 de la madrugada corriendo en solitario bajo un
aguacero pero cantando feliz, no piense que está loco o es un bicho raro,
sencillamente es alguien que ama y disfruta esta pasión a la que llamamos running.
*******************************************************
No hay comentarios :
Publicar un comentario