Buen viernes amig@s,
Culmina una nueva semana con buenos entrenamientos, incluyendo hoy pista de madrugada con el team de Nicolás García. Tanto Nico como Anel Grimaldo andan como aviones a reacción y me han sacado el jugo jajaja, pero contento del esfuerzo realizado y de no sentir ninguna molestia física.
Aparte de mis andanzas en la pista, os comparto una colaboración que publiqué el domingo pasado en la sección de deportes de LA ESTRELLA DE PANAMÁ con relación al Parque Natural Metropolitano, una excelente opción para correr senderos dentro de la misma ciudad capital.
Si estáis interesados podéis leer la nota en línea en este ENLACE, ver la página completa en la imagen inserta a continuación, o consultar el texto en modo sencillo al final de la entrada.
Que paséis un feliz y productivo fin de semana, nos vemos en la Ruta!
FER
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CORRER EN EL PARQUE METROPOLITANO
Senderos naturales en medio de la ciudad
Muchas de las
personas que en los últimos tiempos han adoptado la costumbre de correr, con el
paso del tiempo se interesan en buscar nuevos lugares donde ejercitarse y así
cambiar sus rutinas. Correr en la ciudad es sinónimo generalmente de asfalto y
tráfico, salvo que uno lo haga en alguna de las escasas áreas verdes enclavadas
dentro de la capital como el Parque Omar, el Parque Urracá o el Parque Andrés
Bello. De todos modos, incluso estando estas áreas dedicadas primordialmente a
la recreación, cuando uno se ejercita en ellas no puede abstraerse
completamente de los ruidos que ocasiona el propio funcionamiento de la ciudad
y de la contaminación que generan los vehículos a motor que circulan en los
alrededores. En principio pareciera que para poder correr tranquilamente en la
naturaleza no habría otra opción que manejar durante unos cuantos kilómetros
fuera de la ciudad, hasta un lugar aislado. Pero la solución la tenemos mucho
más cerca de lo que pensamos, en lo que es el auténtico pulmón de la ciudad de
Panamá, el Parque Natural Metropolitano.
ORIGEN Y CARACTERÍSTICAS
El Parque
Natural Metropolitano está ubicado en el corregimiento de Ancón, teniendo como
límites la Vía La Amistad, la Avenida Ascanio Villalaz y la Avenida Juan Pablo
II, vía esta última donde está localizada su entrada principal y las oficinas
administrativas. El parque como tal no se creó hasta el 5 de Junio de 1988,
coincidiendo con el Día Mundial del Ambiente, aunque como área de alto valor
ecológico, las tierras que lo conforman se mantuvieron protegidas y casi sin
intervención durante muchas décadas al pertenecer a la antigua área del Canal.
El Parque
Natural Metropolitano está regido por un patronato y tiene una extensión de 232
hectáreas, siendo la única área protegida de Centroamérica que se encuentra
dentro de los límites de una ciudad metropolitana. Esta circunstancia la
debemos valorar en su justa medida y tomar conciencia de lo afortunados que
somos. A pesar de ello, y de manera incomprensible, muchos son todavía los residentes
de la ciudad capital que no lo han visitado y desconocen las bellezas y
oportunidades de esparcimiento que ofrece este parque.
HORARIO Y FUNCIONAMIENTO
El Parque
Natural Metropolitano tiene un horario de lunes a domingo, incluyendo feriados,
desde las 6.00 am hasta las 4.30 pm en lo que respecta a la visita a los
diferentes senderos. La entrada tiene realmente un costo simbólico, siendo de
solo $1 para nacionales y de $4 para visitantes extranjeros, aunque los menores
de 17 años y jubilados incluso tienen tarifa reducida. A la hora de apertura la
seguridad del parque permite el acceso a los numerosos estacionamientos, desde
donde se pueden comenzar circuitos con diferentes grados de duración y
dificultad.
Como normas
generales de convivencia no se permite el ingreso de mascotas ni de bicicletas
al área, así como está prohibido fumar o tomar bebidas alcohólicas. Los
visitantes tampoco tienen permitido perturbar a las numerosas especies de
animales presentes (como perezosos,
monos, iguanas o ñeques), extraer fauna o flora del sitio, dañar la vegetación
o salirse de los senderos claramente delimitados. Por supuesto, no se debe
arrojar o abandonar basura en el parque, con excepción de en los tinacos
ubicados para este fin.
El silencio
es otra de las características principales del parque, aunque en realidad es un
silencio de ruidos de ciudad, no de la numerosa fauna y flora presentes que
tienen su particular forma de crear una agradable banda sonora. Por lo tanto,
no es recomendable llevar auriculares para oír música, sino dejarse llevar por
los sonidos del entorno. Si se va acompañado se puede mantener una conversación
a un volumen moderado, pero por respeto al propio hábitat y al resto de los
visitantes, no se debe gritar salvo en caso de emergencia.
PRECAUCIONES BÁSICAS
A la hora de
correr por senderos de tierra y piedra, y en lo que respecta a nuestra
vestimenta, podemos usar la ropa habitual de correr en la ciudad, aunque
resultan muy prácticos tejidos sintéticos que resistan enganchones. Las piernas
suelen ser las que están más expuestas a sufrir arañazos con la vegetación, por
lo que es buena idea usar licras largas que cubran hasta los tobillos. En
cuanto al calzado podemos también usar el habitual, pero nos darán mayores
prestaciones modelos específicos de trillo que cuenten con buenos niveles de
estabilidad, amortiguación y tracción. Las suelas de los calzados de trillo se
diferencian a simple vista de las de los modelos de asfalto, ya que poseen una
gran cantidad de tacos de caucho para mejorar el agarre.
Al encontrarnos
en una zona de bosque húmedo es muy frecuente la presencia de insectos de todo
tipo, por lo que viene bien aplicarse algún repelente antes de ingresar a los
senderos. A diferencia de las zonas urbanas donde la superficie sobre la que
corremos suele ser estable y libre de obstáculos, en los senderos del Parque
Natural Metropolitano encontraremos pisos más irregulares, incluyendo piedra
compactada, tierra y grama. A pesar de que los senderos tienen un buen
mantenimiento, es usual que podamos encontrar ramas y otros elementos de la
vegetación caídos en medio, así como partes con barro debido a la lluvia.
Al correr por
senderos hay que ir muy pendientes del terreno que tenemos justo enfrente,
sobre todo en bajadas pronunciadas y cuando haya rocas y piedras sueltas. La
visión debemos mantenerla en la ruta, anticipando la trayectoria que vayamos a
seguir en cada momento, y previendo dónde vamos a ubicar cada uno de los apoyos
de nuestros pies. No se debe perder la concentración ni un segundo, puesto que
una pequeña distracción puede provocar que acabemos tropezando con una roca o
raíz parcialmente enterrada en el piso.
SENDEROS DISPONIBLES
A la entrada
del parque y en varias de las bifurcaciones, existen carteles indicadores de
los diferentes senderos diseñados según el nivel de tiempo disponible y el
grado de exigencia deseado. Los corredores que usualmente practican en el área,
suelen enlazar unos senderos con otros para crear recorridos con mayor
distancia, pudiéndose crear múltiples combinaciones para hacer más amenos los
entrenamientos.
En la
naturaleza, el ritmo y la distancia recorrida son conceptos muy relativos, ya
que por lo irregular del terreno y el perfil cambiante, no debemos hacer
comparación con la velocidad a la que usualmente entrenamos en zonas urbanas.
Adicional, cuando afrontemos subidas pronunciadas muchas veces no será
eficiente correr, ya que malgastaremos energía, siendo más recomendable caminar
con zancadas cortas y rápidas. Esto aplica especialmente para las zonas de
escaleras, las cuales están presentes en varios de los senderos.
Sendero Los Momótides
Es el único
sendero que se encuentra del otro lado de la Avenida Juan Pablo II, teniendo su
entrada justo enfrente de las oficinas administrativas. Presenta una forma
ovalada y tiene un perfil suave, solo con una pequeña zona de escaleras.
Resulta muy sencillo de correr, con terreno mayormente de tierra y una
distancia de solo 0.9 kilómetros. Sendero recomendable para corredores que no
quieran subir pendientes o que estén incursionando en terrenos de trillo.
Sendero El Roble
Este sendero
inicia en las oficinas administrativas y discurre paralelo a la Avenida Juan
Pablo II, siendo su piso mayormente de piedra compactada y el terreno fácil,
sin elevaciones. Su distancia es de tan solo 0.7 kilómetros, aunque si se
completa ida y vuelta sumará el doble. En medio del mismo hay un roble muy
frondoso, y se pasa al lado de una bonita laguna. Recomendado para corredores
noveles.
Sendero Los Caobos
Con inicio
también en la zona del edificio administrativo, el sendero Los Caobos es
realmente exigente, con un perfil muy pronunciado que incluye numerosos tramos
de escaleras naturales. Su longitud aproximada es de 1 kilómetro, y la parte de
descenso es igualmente exigente con varios tramos de escalones. En su haber hay
que mencionar que para corredores experimentados supone una excelente opción de
trabajo de fuerza, potencia y coordinación. En la parte más alta de la ruta hay
un amplio mirador con bonitas vistas a la ciudad capital.
Sendero La Cienaguita
Al mismo se
accede desde el final del Sendero El Roble, o bien desde la entrada secundaria
al parque donde hay una pequeña caseta. Tiene una longitud de 1.1 kilómetros,
siendo en su parte inicial plano y sencillo de recorrer, a través de un
segmento bien cuidado de piedra compactada. Después el terreno va tomando
pendiente, incluyendo numerosos columpios y áreas con curvas que requieren de
cambios frecuentes de dirección, un trabajo exigente para la musculatura del
tren inferior y los tobillos. Recomendado para corredores experimentados. En su
parte final enlaza con el último tramo del Sendero Mono Tití.
Sendero Mono Tití
Es el único
de los senderos del parque que tiene en toda su longitud una anchura suficiente
para que pueda transitar holgadamente un vehículo. El resto de los senderos
están diseñados solamente para que transiten personas. Este sendero comienza en
la entrada secundaria del parque, cerca del edificio llamado “El Castillo”, y
en su parte inicial es bastante plano, aunque paulatinamente el perfil va
tomando altura. El piso es de tierra con piedra y raíces, bastante irregular,
pero con una vegetación muy frondosa que cubre la ruta de los rayos del sol.
Tras llegar al Mirador de Los Trinos, hay una zona de descanso antes de que el
sendero vuelva a tomar una fuerte pendiente. El último tramo es realmente
exigente, hasta alcanzar la zona más alta donde está el mirador de Cerro Cedro.
Desde allí hay magníficas vistas tanto a la Ciudad de Panamá, como del otro
lado hacia el Canal y el Puente Centenario. Este sendero tiene una longitud de
1.1 kilómetros y solo es indicado para corredores con buena condición física.
Hola Juan Miguel, me alegro te haya sido de interés.
ResponderEliminarAbrazo fuerte,
FER