Buen viernes amigos,
Para que tengáis un poco de lectura el fin de semana, os comparto el artículo que publiqué en la revista SPORTS & HEALTH en su edición de junio de 2018, con relación al entrenamiento por pulsaciones.
Si estáis interesados podéis leer el artículo directamente en la web de la revista en este ENLACE, así como en las imágenes insertas a continuación o en modo de texto al final de esta entrada.
Saludos y nos vemos en la Ruta!
FER
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EL ENTRENAMIENTO POR PULSACIONES
Por Fernando Revuelta
Con la colaboración de Carlos
Revuelta, Licenciado en ciencias de la actividad física y el deporte; MSc en
entrenamiento y nutrición; Entrenador del Centro de Alto Rendimiento (CAR) de
Madrid.
El uso de
pulsómetros y otros sistemas de medición cardiacos se ha extendido entre los
deportistas de manera paulatina durante los últimos años, especialmente entre
corredores, ciclistas y triatletas. Habitualmente se trata de relojes que
adicional a la función GPS registran también el ritmo cardiaco, bien a través
de una banda en el pecho sincronizada o un lector óptico incorporado en el
aparato principal, aunque también se han popularizado mucho los smartphones que
a través de una aplicación se conectan por bluetooth con la mencionada banda. La
ciencia y la tecnología se han puesto así a servicio del deporte, haciendo del
parámetro de la frecuencia cardiaca un valioso elemento en la búsqueda de la
mejora del rendimiento.
EL CORAZÓN Y LA FRECUENCIA CARDIACA
Dentro de los
órganos de nuestro cuerpo hay algunos denominados vitales, ya que su ausencia
no es compatible con la vida. Entre ellos se destacan principalmente el cerebro
y el corazón, siendo este último el órgano clave del sistema cardiovascular. A
través del corazón y su sistema de válvulas la sangre es bombeada por el
cuerpo, y el oxígeno transportado mediante los glóbulos rojos a los diferentes
tejidos corporales. El cuerpo humano depende de la presencia de oxígeno para
que se puedan realizar los diferentes procesos vitales, como la combustión
celular. Así los músculos tendrán energía y podrán efectuar su función.
El número de veces
que el corazón late por minuto se conoce como frecuencia cardíaca, y para una
persona adulta en estado de reposo lo usual es que oscile entre 60 a 100
latidos por minuto. En deportistas en cambio este valor suele ser inferior, lo
que se conoce como bradicardia. Cuando se corre la demanda de oxígeno del
organismo se incrementa, y cuanto más rápido se corre, más oxígeno se necesita,
aumentando correlativamente la frecuencia cardiaca. Si se llega a un punto en
que el oxígeno escasea, terminará apareciendo la fatiga muscular y disminuirá
el rendimiento.
AERÓBICO – ANAERÓBICO
Hay dos conceptos
básicos en cuanto a la resistencia que están íntimamente relacionados con el
volumen de oxígeno consumido por el cuerpo al realizar ejercicio físico:
Metabolismo aeróbico: la contracción
muscular depende de la existencia de oxígeno, por eso la actividad física
realizada a intensidades bajas o medias puede ser de larga duración.
Metabolismo anaeróbico: la actividad se
desarrolla sin que en la producción de energía haya casi consumo de oxígeno,
por eso las actividades anaeróbicas son de alta intensidad y de corta duración.
FRECUENCIA CARDIACA MÁXIMA
Hace referencia al
número máximo de pulsaciones por minuto (ppm) que puede alcanzar nuestro
corazón sin comprometer nuestra salud. Para calcular nuestra frecuencia
cardiaca máxima (FCmax) los métodos más usuales son los siguientes, dos
teóricos y dos de campo:
-
El tradicional se basa en restar la edad de la persona de la cifra 220
(226 en el caso de mujeres), lo cual se traduce en la siguiente fórmula: FCmax
= 220 – edad.
-
Fórmula
de Tanaka, la cual consiste en multiplicar la edad del deportista
por 0.73, y el resultado restarlo de 208.75, lo cual se plasma en la siguiente
fórmula: FCmax = 208.75 – (0.73 x edad).
-
Completar una prueba en campo durante una competencia o entrenamiento de calidad.
Necesitaremos de un aparato de medición de pulsaciones que registre el ritmo
cardiaco más alto al que podamos llegar realizando nuestro máximo esfuerzo
después de un tiempo de calentamiento adecuado.
-
Realizar una prueba de esfuerzo en una caminadora bajo la supervisión de un
técnico especialista. Durante la realización del test estaremos conectados a
diferentes aparatos de medición, incluyendo obviamente un contador de
pulsaciones para conocer de manera instantánea el número de latidos de nuestro
corazón. La velocidad de la caminadora se irá incrementando de manera
progresiva por el técnico conforme a una programación de periodos de tiempo,
hasta el momento en el que la persona no sea capaz de incrementar el ritmo.
El método
tradicional tiene como principal ventaja su sencillez, pero como solo toma en
consideración la edad y no otros factores fundamentales como la fisiología o
estado de forma física de la persona, puede llevarnos a resultados no tan
fiables. La fórmula de Tanaka, aunque también teórica, se ha comprobado arroja
valores más acordes con la realidad, especialmente en el caso de personas
adultas. Tomando el ejemplo de un deportista de 35 años, conforme al método
tradicional su FCmax sería de 185 ppm, mientras que si se aplica la fórmula de
Tanaka sería de 183.2 ppm.
Las pruebas de campo
en las que ya están involucrados aparatos de medición son por definición más
confiables, sobre todo la realizada en caminadora en un ambiente controlado bajo
la supervisión de un especialista.
FRECUENCIA CARDIACA EN REPOSO
Denominada también
como frecuencia cardiaca normal, la tomaremos al momento de despertar mientras
estamos tumbados en la cama. La frecuencia cardiaca en reposo (FCrep) no debe
confundirse con la frecuencia cardiaca basal en sentido estricto, la cual se
toma durante la fase de sueño profundo.
El método más
sencillo de medición de la frecuencia cardiaca en reposo es el de contar durante
un minuto el número de latidos del corazón apoyando las yemas de los dedos
índice y medio en el cuello o en la parte interna de la muñeca. También podemos
servirnos de un aparato de medición digital, siempre que el colocárnoslo no nos
suponga un esfuerzo o el tener que movernos de nuestra posición.
La persona debe de
estar relajada durante el conteo, por lo tanto no se debe realizar la misma si
estamos estresados o hemos ingerido en las horas previas algún tipo de
sustancia o medicación que afecte a nuestro estado fisiológico habitual. De la
misma forma los valores no serán confiables si estamos bajo procesos febriles u
otros tipos de patologías que interfieran con el funcionamiento normal de
nuestro organismo.
A efectos de tener
un resultado más confiable, se recomienda repetir la medición durante varios
días, sumando los resultados y haciendo una media final para obtener el valor
buscado.
ZONAS DE ENTRENAMIENTO
Una vez determinadas
la frecuencia cardiaca máxima (FCmax) y la frecuencia cardiaca en reposo
(FCrep), procederemos a calcular los diferentes intervalos o zonas de pulso
cardiaco que nos van a servir como referencia en nuestros entrenamientos y
competencias. Dependiendo de cuál sea nuestro objetivo en particular, deberemos
realizar nuestros entrenamientos en unas zonas u otras. Así se irán produciendo
las diferentes adaptaciones cardiacas al entrenamiento, mejorando a la larga
nuestro rendimiento. Ello conllevará obviamente que los valores que tomemos
como referencia en las zonas tengan cierta variación en el tiempo, por lo que
hay que actualizarlos al menos una vez cada temporada.
En este punto
debemos mencionar al médico finlandés Martti J. Karvonen, el cual desarrolló tanto
el concepto de frecuencia cardiaca de
reserva, -entendiendo como tal la diferencia entre las frecuencias cardiacas
máximas y en reposo-, así como una
fórmula cuya finalidad es estimar la intensidad del esfuerzo cardiovascular.
La fórmula de Karvonen, como se la conoce,
se plasma en la siguiente ecuación:
% de Frecuencia cardiaca objetivo =
[(FCmax – FCrep) x % intensidad] + FCrep
Aunque esta fórmula
aplica para cualquier tanto por ciento de nuestra frecuencia cardiaca objetivo,
y podemos establecer por tanto diferentes zonas de entrenamiento acorde a
nuestras necesidades, es comúnmente aceptada por los entrenadores y propios
sistemas de medición de pulso la existencia de 5 zonas conforme al siguiente
esquema:
ZONA 1 - MUY SUAVE: entre 40% a 60% de
intensidad, ideal para personas que comienzan a realizar ejercicio, que quieren
calentar para posteriormente realizar un ejercicio más intento o están en procesos
de rehabilitación.
ZONA 2 - SUAVE: entre 60% a 70% de
intensidad, recomendada para trabajar la resistencia aeróbica. En esta zona
debemos ser capaces de mantener una conversación fluida mientras nos
ejercitamos. Es la llamada zona “quema grasa”, en la cual el organismo usa
precisamente la grasa mayormente como combustible para la obtención de energía.
ZONA 3 - MODERADA: entre 70% a 80% de
intensidad, en la que todavía estamos en una zona aeróbica pero el trabajo
físico es de mayor calidad. Mantener una conversación ya no es tan sencillo.
ZONA 4 - INTENSA: entre 80% a 90% de
intensidad, en la que nos aproximamos al umbral anaeróbico antes mencionado. Los
trabajos son específicos y se respira de manera agitada.
ZONA 5 - MÁXIMA: entre 90% a 100%
de intensidad, donde los trabajos son de velocidad a muy corta duración con un
mínimo consumo de oxígeno.
A modo de resumen,
la cuestión clave sobre este tema es la cantidad de energía que una persona es capaz
de generar y cuánto tarda en generarla. Si se quiere generar mucha energía muy
rápido, la persona se agotará antes; si lo que quiere es generar menos energía
pero más mantenida en el tiempo, aguantará más. El entrenamiento finalmente consiste
en ser más capaces y más eficientes a la hora de producir y gastar energía.
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