Buen jueves amig@s,
Os comparto a continuación el último artículo que he publicado en la revista SPORTS & HEALTH correspondiente al mes de febrero de 2017. El tema del que me solicitaron escribir en esta oportunidad fue sobre cómo superar algunos de los contratiempos más importantes que nos pueden ocurrir mientras estamos participando en una competencia, o al menos minimizar los efectos perjudiciales que estos habitualmente ocasionan. Entre esos contratiempos se me ocurrió que algunos de los más usuales son las rozaduras, el dolor de yegua, llevar los cordones desatados, tener que soportar una tormenta o la aparición de fatiga.
Si estáis interesados podéis leer la nota en este ENLACE, ver la edición impresa en la imágenes insertas a continuación, o consultar el texto íntegro en modo sencillo al final de esta entrada. Espero alguno de los consejos que os doy puedan serviros si tenéis que afrontar alguna de estas situaciones.
Esto es todo por el momento, que tengáis unos Carnavales llenos de diversión y kilómetros.
Saludos y nos vemos en la Ruta!
FER
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¿CÓMO
SUPERAR LOS CONTRATIEMPOS EN CARRERA?
Por Fernando Revuelta
A pesar de todas las
previsiones y cautelas que podamos tomar a la hora de enfrentar una
competencia, hay determinadas circunstancias que se pueden presentar durante la
misma que si no sabemos cómo manejarlas pueden llegar a convertirse en molestos
contratiempos que penalicen nuestro desempeño esperado, e incluso en casos
extremos, nos obliguen al abandono. Estos son algunos de los inconvenientes más
habituales que los corredores enfrentamos durante una competencia.
ROZADURAS Y AMPOLLAS
Con bastante frecuencia,
especialmente en competencias de fondo, se presenta alguna rozadura en la piel del
corredor que con el pasar de los kilómetros lo habitual es que se vaya
convirtiendo cada vez en una molestia mayor. Especialmente llamativo y doloroso
es el caso de los pezones, los cuales llegan al punto incluso de sangrar y
limitar mucho la práctica de ejercicio físico. Nunca hay que estrenar ropa o
calzado en una competencia, sino usarla algunas veces antes para que
precisamente se ponga menos rígida. La solución para minimizar los efectos de
cualquier rozadura durante una carrera es aplicar vaselina en las zonas de
mayor fricción del cuerpo, como las axilas, cara interna de los muslos,
pezones, o el talón y los dedos en el pie.
NUDO DE LA ZAPATILLA
Pocas cosas son más molestas
durante una carrera que sentir que se han desatado los cordones del calzado y
van colgando sin control, no solo porque se pierde el ajuste necesario para que
las fases de amortiguación y despegue sean eficientes, sino también por el
riesgo de sufrir un accidente y acabar cayendo contra el piso. Siempre debemos
de dar un nudo doble en cada una de las zapatillas para evitar que se presente
este inconveniente, pero si sucede, debemos de colocarnos sin entorpecer a los demás
competidores a un extremo de la calle, y una vez allí, detenernos y ajustar de
nuevo el nudo convenientemente. Recuerda que en estos casos las prisas no son
buenas consejeras, y rige el refrán de “vísteme
despacio que tengo prisa”.
“DOLOR DE YEGUA”
También conocido como “dolor
de caballo”, “vaso” o “flato”, la mayoría de los corredores lo han sentido en
alguna ocasión, y usualmente se presenta sin previo aviso como una molestia
aguda y punzante en el lado derecho de la cavidad abdominal. Aunque suele
desaparecer después de un corto periodo de tiempo, mientras está presente puede
llegar a resultar una dolencia tan incómoda y limitante que nos impida seguir
realizando ejercicio físico, o cuando menos, afectar a nuestro nivel de
rendimiento. Cuando el “dolor de yegua” aparece no es necesario parar del todo
y dejar de correr, salvo aquellos casos en que el dolor sea totalmente
incapacitante. Por lo general, bastará con ralentizar el ritmo de carrera,
presionar fuerte el área afectada con las yemas de los dedos y realizar varias
respiraciones abdominales profundas, para que el dolor desaparezca con la misma
inmediatez como se presentó.
FENÓMENOS CLIMATOLÓGICOS
Es obvio que si antes de una competencia vemos
la posible ocurrencia de algún fenómeno climatológico, tomaremos las debidas
precauciones y acomodaremos nuestra vestimenta y accesorios al mismo, ya se
trate de un clima despejado con mucho sol, o la amenaza de una fuerte tormenta.
Pero a veces el clima cambia de manera drástica en solo unos minutos, y nadie
como los corredores de Panamá estamos acostumbrados a ello. Debemos intentar
que el clima siempre juegue a nuestro favor, minimizando los posibles efectos
adversos. Así ante una alta temperatura y grado de humedad, aumentaremos el
nivel de hidratación tomando en los avituallamientos de carrera mayor cantidad
de agua y bebida deportiva, y protegiendo nuestra cabeza con una gorra o visera
y lentes de sol. En el caso de una tormenta, si está acompañada de aparato
eléctrico supone un riesgo muy elevado, por lo que optaremos por buscar refugio
adecuado, pero nunca debajo de árboles u otras estructuras que puedan hacer la
función de pararrayos. Recuerda que carreras hay muchas, pero vida solo una.
FATIGA DEL CORREDOR
A pesar de tener una adecuada preparación
para afrontar con garantías una determinada distancia en carrera, durante la
misma podemos entrar en una fase de agotamiento que se conoce como fatiga del
corredor. Este tipo de fatiga, la cual afecta al rendimiento del atleta y le impide mantener el
nivel de esfuerzo, se presenta bajo una doble manifestación, afectando tanto al
plano físico como al psicológico. Generalmente nuestro cuerpo y mente están
alineados y nos proveen la fuerza y determinación necesaria para llevar a
nuestro organismo a un alto nivel de esfuerzo físico, pero en ocasiones se
produce una desconexión, y nos falla uno de estos parámetros. El otro en estos
casos busca suplir la deficiencia, intentando minimizar la bajada del
rendimiento. Ante la aparición de fatiga no debemos intentar mantener el ritmo que
llevamos, sino que nos acomodaremos a las nuevas circunstancias, buscando en
cualquier caso no parar o caminar, ya que se nos puede hacer muy difícil el
volver a correr en condiciones. Pero en momentos muy puntuales podemos
sufrir lo que se conoce como “desconexión total”, en los que el físico no
aguanta y la mente tampoco. Cuando eso pasa lo mejor es aceptarlo, interiorizar
que no era nuestro día y esperar tiempos mejores.
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