Buen lunes amig@s,
Excelente fin de semana el que pasé con Tere por El Valle de Antón, aunque se fue volando. Me encanta El Valle y allí se vive a otro ritmo, mucho más relajado y tranquilo que el de la ciudad. Tuvimos tiempo para todo, paseos, turismo, descanso, gastronomía y como no podía faltar, también algo de running (reconozco que somos unos birriosos). A diferencia de la capital donde tienes que madrugar para no acabar envuelto en sudor, la climatología del Valle nos permitió salir a correr a las 8.30 am sin ningún tipo de problema, inclusive hasta se notaba fresquito. En cierto modo fue una especie de liberación personal, ya que la última vez que había estado en El Valle en agosto del año pasado corriendo en La Rana me hice el esguince de tobillo que me tuvo meses con la pata coja, así que debía superar ese mal recuerdo.
Cada día me convenzo más de que un día agarro mis "tiliches" y me mudo para el interior a vivir tranquilo, cultivando un huertito y criando gallinitas jajaja. Regresar a la ciudad y a los tranques de nuevo hoy ha sido brutal, como si un tren me hubiera pasado por encima, no una sino varias veces.
En cuanto a las colaboraciones sobre running que publico en medios, ayer salió en LA ESTRELLA DE PANAMÁ un artículo sobre el tema de los Bandit Runners. Si estáis interesados podéis ver el artículo en línea en el web del periódico en este ENLACE, la página completa en la imagen inserta a continuación, o como texto sencillo al final de la entrada.
Saludos y nos vemos en la Ruta!
FER
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BANDIT RUNNERS, los corredores de la polémica
En muchos de
los principales eventos de competencia de ruta internacionales, sobre todo de
distancia de maratón, se está popularizando durante los últimos años un
fenómeno conocido en la terminología anglosajona como bandit runners. Esta denominación se aplica de manera general a
cualquier corredor que sin estar inscrito formalmente en una competencia
ingresa a la misma en algún punto del recorrido, actuando de hecho como si
fuera un competidor oficial.
Visto en
abstracto, en principio se pudiera pensar que este tipo de conductas serían
casos muy puntuales que en poco o nada deberían afectar el desarrollo de una
competencia, pero en realidad el tema de los bandit runners ha generado últimamente una gran polémica y
confrontación entre organizadores y corredores, tanto entre los que están a
favor de su existencia como en contra. Prueba de ello es que en los medios de
prensa, incluso generalistas, y en las diferentes redes sociales, es frecuente encontrar
noticias referidas a esta problemática y acalorados debates sobre los motivos
que justifican o no la presencia en las carreras de bandit runners.
EL CASO DE BOSTON
Quizás el
caso más famoso hasta la fecha, y que fue destacado en las principales cadenas
de televisión, sea el de la estadounidense Kara Bonneau, que participó en la prestigiosa
Maratón de Boston hace dos años. Boston no solo es la decana de las maratones
con 120 ediciones celebradas, sino que tiene la particularidad de que para
poder participar los cupos no se asignan por sorteo. A los atletas se les exige
obtener una marca mínima realizada en otra maratón durante el año anterior, lo
que supone que en Boston no corre quien quiere, sino solo los mejores atletas
de cada categoría de edad. Por este motivo muchos maratonistas, incluso
corredores expertos que han podido completar con anterioridad otras famosas
maratones como Nueva York, Chicago, Berlín o Londres, no tienen el nivel
adecuado para participar en Boston, al menos de manera oficial.
Bonneau se
sentía tan orgullosa de haber clasificado para correr la Maratón de Boston en el
2014 que cuando retiró su paquete de carrera antes de la prueba, subió a sus
redes sociales una foto del número que portaría en el pecho durante la carrera,
el 14285. La sorpresa fue mayúscula para Bonneau cuando días después de la
prueba, y mientras consultaba en línea las fotos que estaban disponibles de su
carrera y llegada a meta, encontró que con su mismo número aparecían fotografías
de otros cuatro corredores diferentes, para ella totalmente desconocidos. Este
suceso sacó a la luz pública el hecho de que numerosos corredores que no habían
logrado clasificar al evento utilizaron programas digitales para reproducir falsificaciones
del número de Bonneau y de otros participantes, logrando de este modo ser de la
partida de manera fraudulenta sin ser descubiertos por la organización.
MOTIVACIONES DIFERENTES
Bajo el
concepto genérico de bandit runners
se esconden supuestos y motivaciones muy diferentes. El caso extremo es el de
aquellos corredores que siempre corren en competencias sin registrarse, ya que
no quieren pagar el costo de la inscripción. Defienden esta práctica apelando a
la misma naturaleza del running como
sinónimo de libertad. Según ellos, nadie debería tener el derecho de decidir
dónde se puede o no correr, especialmente si se trata de lugares y vías
públicas. Su principal argumento es que la
calle es de todos. Suelen ser personas que no solo no se esconden, sino que
alardean de sus logros haciendo incluso proselitismo de ello colgando fotos en las
redes sociales.
Pero la gran
mayoría de bandit runners lo son solo
de manera ocasional. Generalmente se trata de personas que usualmente pagan la
inscripción y se registran formalmente a los eventos, pero por algún motivo en
particular, en alguna prueba no lo hicieron. En este cajón desastre se encontrarían una pluralidad de supuestos que van
desde aquellas personas que no tienen la capacidad económica para pagar una
inscripción elevada, aquellos que si quisieron inscribirse pero se quedaron por
fuera al acabarse el máximo de cupos de la prueba, y hasta corredores que
teniendo la disponibilidad económica y la oportunidad para inscribirse, no lo
hicieron sencillamente porque su único objetivo era el de acompañar a algún
familiar o amigo durante parte de la competencia sin ánimo de engañar al
organizador.
HABLAN LOS ORGANIZADORES
La mayoría de
los organizadores de eventos de running
se muestran totalmente contrarios a este tipo de conductas, esgrimiendo que la
presencia de bandit runners
participando dentro de un evento organizado sin estar registrados, en primer
lugar es un agravio para aquellos que sí pagaron, y adicional como
organizadores, les complica diferentes aspectos de la logística. Y es que un
organizador, sobre todo en pruebas multitudinarias, hace sus previsiones del
espacio por donde correr, seguridad, asistencia médica, baños portátiles,
hidratación, control de carrera, toma de tiempos, medallas y temas afines en
consideración al número de participantes inscritos. Un alto porcentaje de bandit runners en una prueba puede
provocar por ejemplo que se agote la hidratación durante la ruta de manera
anticipada, complicar la elaboración de los resultados al haber múltiples corredores
con el mismo número, o que cuando lleguen los últimos participantes a la meta
se hayan acabado las medallas y otros premios que se repartan.
Los
organizadores señalan que, si bien es cierto el argumento de que los espacios
públicos como las calles o parques suelen ser de uso libre, no lo es menos que cuando
se organizan carreras el promotor está obligado a conseguir de las autoridades
respectivas los consiguientes permisos para tener el uso privativo de esas
áreas de manera temporal, igual que se hace en los conciertos u otros tipos de
espectáculos al aire libre. Adicional los organizadores hacen énfasis en que el
otorgamiento de estos permisos está sujeto generalmente al cumplimiento de estrictas
condiciones, como el pago de un canon y la contratación de un seguro de
responsabilidad por daños.
En la mayoría
de las pruebas, incluyendo los eventos a nivel local, la presencia de bandit runners es todavía minoritaria, pero
en determinadas competencias de carácter internacional los organizadores están ya
implementando medidas para evitar su participación colocando agentes de
seguridad tanto en la salida como durante el recorrido para sacarlos incluso a
la fuerza. Esto ha originado conflictos que han acabado con enfrentamientos
físicos y hasta denuncias ante las autoridades competentes, circunstancias
ambas que deberían estar alejadas de lo que debe ser una sana actividad
deportiva como es correr.
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