Buen lunes amig@s,
Inicia una nueva semana con el deseo de que sea productiva en todos los terrenos, familiar, laboral y deportivo,... y que llegue pronto el siguiente weekend jajaja :)
Para amenizaros un poco la jornada, os comparto el último artículo que he publicado en LA ESTRELLA DE PANAMÁ con relación a la fatiga del corredor. Espero os pueda ayudar para prevenirla y/o superarla en aquellos momentos en los que os sentís como si os hubiera pasado un metrobus por encima.
Podéis ver el artículo en línea en la propia web del periódico en este ENLACE, la página completa en la imagen inserta a continuación, o como texto sencillo al final de la entrada.
Saludos y nos vemos en la Ruta!
FER
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LA FATIGA DEL CORREDOR, ENEMIGO A VENCER
La mayoría
de las personas que incorporan la costumbre de correr a su rutina diaria, pasan
por diferentes fases relacionadas con la mejora de su condición física. Al
comienzo suele haber una primera etapa de iniciación en la que prima el
sacrificio, y aunque existe una pequeña mejora, la misma se logra con mucho
esfuerzo. Porcentualmente se calcula que un 80% de las personas que comienzan a
ejercitarse trotando y corriendo abandonan la actividad en los primeros 30
días. Posterior a este comienzo, y si se mantiene la constancia en los
entrenamientos, el corredor va adquiriendo con el paso de las semanas y meses
diferentes tipos de habilidades, relacionadas con aspectos técnicos, rutinas de
ejercicio, alimentación e hidratación, o vestimenta y material entre otros. En
esta segunda fase la mejora del corredor es muy evidente, pudiendo completar
cada vez mayores distancias y a ritmos más rápidos. Este progreso constante
retroalimenta el espíritu y afán del corredor, haciendo en muchos casos que
convierta su inicial afición en una de las actividades básicas en que termina
por fundamentar y estructurar el resto de su vida. Es en esta tercera etapa cuando
el corredor se acerca a sus límites naturales, ya que la mejora cada vez es
menor y conlleva mayores sacrificios, tanto familiares como personales, surgen
lesiones y enfermedades que no solo frenan el progreso sino que en ocasiones
incluso producen una vuelta atrás, y con frecuencia la motivación y la fuerza
de voluntad que le acompañó en todo el proceso comienza a desvanecerse.
LOS TRES PILARES
Los planes
de entrenamiento para corredores tienen como denominador común que se diseñan
con base en ciclos, en los que de manera progresiva se van incrementando los
esfuerzos en cuanto a duración y/o intensidad. Esta programación tiene como
objetivo permitir al cuerpo realizar esos trabajos exigentes por unos días,
intercalándolos con otros de bajada o recuperación, en los que el organismo pueda
asimilar los entrenamientos realizados. De este modo nos encontraríamos con
tres pilares básicos que serían el propio entrenamiento, la necesaria asimilación
del mismo y la posterior mejora. Al contrario de lo que se podría inicialmente
pensar, entrenar más no significa que vamos a rendir mejor. El entrenamiento
depende de muchos factores, personales, ambientales y sociales, y no se pueden
generalizar planes que funcionen de modo homogéneo para todos los corredores.
Como mucho, estos planes podrían servir a modo de referencia y como punto de
partida, pero hay que individualizarlos dependiendo del caso concreto, darles
seguimiento y supervisión de manera periódica por el entrenador, y por último
ajustarlos en caso de ser necesario conforme a la evaluación que el técnico
haga al comparar los entrenamientos versus
los resultados.
SOBREENTRENAMIENTO
Aunque
cumplamos con un programa adecuado de entrenamiento, a la larga alcanzaremos un
punto de condición física en el que nuestra curva de progreso irá disminuyendo
hasta casi estancarse. En esta etapa el incremento en el número de sesiones o
la calidad de los entrenamientos que hagamos ya no se verá reflejado de manera
tan notoria a la hora de nuestras competencias, siendo cada vez más difícil
mejorar nuestros resultados. Es en estos momentos cuando el atleta puede llegar
a pensar que ha tocado techo, y que la única manera de seguir mejorando es
incrementar aún más las sesiones y los volúmenes. Así es como con frecuencia la
persona acaba entrando en el fenómenos del sobreentrenamiento, generando cada
vez mayor fatiga a su organismo que es incapaz de soportar los esfuerzos a los
que se le somete.
CUERPO Y MENTE
La fatiga del
corredor se define como una condición que afecta a su rendimiento y le impide
mantener el nivel de esfuerzo, y se presenta en el atleta bajo una doble
manifestación, afectando tanto al plano físico como al psicológico. Los que son
corredores habituales, a buen seguro habrán experimentado días en los que
realizar sus sesiones de entrenamiento o competir en un determinado evento se
convierte en una misión casi imposible. Generalmente nuestro cuerpo y mente
están alineados y nos proveen la fuerza y determinación necesaria para llevar a
nuestro organismo a un alto nivel de esfuerzo físico, pero en ocasiones se
produce una desconexión, y nos falla uno de estos parámetros. El otro en estos
casos busca suplir la deficiencia, intentando minimizar la bajada del
rendimiento. Pero en momentos muy puntuales, podemos sufrir lo que se conoce
como “desconexión total”, en los que el físico no aguanta y la mente tampoco.
Cuando eso pasa lo mejor es aceptarlo, interiorizar que no era el día y pasar
página, dejando el análisis para las horas posteriores.
CAUSAS Y SÍNTOMAS
La fatiga
puede originarse por muchos factores, bien de modo aislado o de manera
conjunta, destacándose entre ellos el sobreentrenamiento, la falta de descanso
y una deficiente alimentación. Con relación a la falta de descanso hay que
puntualizar que no es lo mismo “dormir muchas horas que descansar”. El cuerpo
del atleta necesito regenerarse, y eso lo logra principalmente durante las
horas nocturnas pero también durante el resto del día. De igual modo tampoco es
lo mismo “comer mucho que comer bien”, por lo que la persona que realiza
ejercicio físico intenso debe someterse a un control regular a cargo de un
nutricionista que le asegure está ingiriendo los niveles de energía necesarios
así como los minerales, vitaminas y demás componentes esenciales para el
correcto desempeño y funcionamiento de su organismo.
La fatiga
deportiva se manifiesta por síntomas que en principio deberían ser fáciles de
detectar para la persona, como por ejemplo dolores musculares y de las
articulaciones, pérdida significativa de peso, aumento de resfriados y otros procesos
virales por desequilibrios del sistema inmune, falta de apetito, ritmo cardíaco
inusualmente elevado, alteraciones en el patrón del sueño, y disminución de la
capacidad de concentración y motivación.
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