Buen lunes amig@s,
Salvo para los que celebran la festividad de los Reyes Magos, los demás damos por terminadas las navidades y volvemos a la rutina. Han sido un par de semanas llenas de actividades, comenzando por la cuarta edición de la Santa´s Race, luego nochebuena y navidad, más tarde la subida al Cerro Ancón para despedir el año, la propia nochevieja, y el tradicional entreno de año nuevo. A diferencia de otras temporadas, me ha parecido que este año la comunidad deportiva se ha mantenido bastante activa, y aunque haya habido como es lógico algunos excesos en el comer y la hidratación (jajaja), casi todo el mundo ha seguido haciendo sus carreritas y trotes para mantener las buenas costumbres.
Precisamente hoy salió publicado en la sección Pasión de LA ESTRELLA DE PANAMÁ un artículo que me encargaron sobre la subida al Cerro Ancón realizada en la madrugada del 31 de diciembre.
Fue un placer compartir con la mayoría de los miembros del grupo que hace 16 años dio inicio a lo que ya es una tradición, y que temporada tras temporada suma más participantes. Haciendo un cálculo aproximado estimo que no menos de 150 corredores completaron este año el ascenso al Cerro, como una forma de poner fin a la temporada y dar gracias por todo lo bueno que nos trajo el 2015.
Fue un placer compartir con la mayoría de los miembros del grupo que hace 16 años dio inicio a lo que ya es una tradición, y que temporada tras temporada suma más participantes. Haciendo un cálculo aproximado estimo que no menos de 150 corredores completaron este año el ascenso al Cerro, como una forma de poner fin a la temporada y dar gracias por todo lo bueno que nos trajo el 2015.
Tengo que reconocer que cuando publiqué el artículo previo al evento, así como ahora que publico la reseña posterior, me ha asaltado el temor de que una actividad tan bonita y genuina como ésta que fue creada por un pequeño pero selecto grupo de corredores, alguien sin escrúpulos la quiera convertir en algo lucrativo cobrando inscripción y cambiando su razón de ser. Precisamente el atractivo de esta reunión es que es algo improvisado, a la que todo el mundo puede llegar, en la que lo único que se solicita al que allí acude es que lo haga con ilusión y ganas de compartir con otros runners, tanto sean de su grupo habitual, como de otros con los que generalmente no coincide.
Podéis leer el artículo en este LINK de la web de La Estrella de Panamá, ver la página completa en la imagen inserta a continuación, o consultar el texto íntegro al final de la entrada.
En lo personal me gustó mucho poder entrevistar a algunos de los creadores de esta tradición y conocer de primera mano algunas anécdotas de temporadas pasadas. Tengo como costumbre de hace muchos años correr el 24 de diciembre de modo previo a la nochebuena, y creo voy a convertir también en una cita fija esta subida al Cerro Ancón en la madrugada del 31 de diciembre.
31 de diciembre de 1999
31 de diciembre de 2015
No me queda nada más que agradecer a Gustavo Gordón, Eduardo Laguna, Freddy García, Ricardo Cupas y Anselmo Broce por haberme adoptado en su grupo y compartir con ellos el brindis después de la corrida.
Nos vemos en la Ruta!
FER
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RECIBIENDO EL NUEVO AÑO EN CERRO ANCÓN
16 años de tradición
El 31 de diciembre de 1999
es recordado como una de las fechas más importantes de nuestra historia
reciente, ya que a las 12 del mediodía en el Edificio de la Administración se
produjo la reversión definitiva de la antigua zona del Canal a Panamá, poniendo
fin a casi un siglo de presencia estadounidense en nuestro país. Lo que pocos
saben, es que solo unas horas antes y en el mismo sitio, un grupo de
entusiastas corredores iniciaba una actividad que con el paso de los años se
iba a convertir en tradición: subir corriendo al amanecer del último día del
año el Cerro Ancón. Enclavado como un vigía en la entrada del Canal, el Cerro
Ancón con sus 199 metros ostenta el récord de ser el punto más elevado de
Ciudad de Panamá, y después incluso de
la reversión del área al país ha seguido rodeado de un cierto halo de misterio
y romanticismo, con sus vetustas construcciones de madera de la época canalera
y su frondosa vegetación.
Minutos antes de las cinco
de la madrugada me reúno con el grupo en las inmediaciones de Balboa. El paso
de los años ha dejado sus huellas en estos corredores en forma de canas y
algunas libras de más, pero siguen con el mismo entusiasmo.
“Con
algunas bajas e incorporaciones nos hemos reunido por estos 16 años manteniendo
la tradición”, recuerda emocionado Gustavo Gordón, uno de
los integrantes originales. Gordón lleva décadas, al igual que sus compañeros,
ligado al mundo del atletismo, tanto en la faceta de corredor como de dirigente
deportivo. No en vano fue presidente del Club de Corredores del Istmo, y en la
actualidad lo es del Club Pafra Marca Pasos: “debido a problemas en la espalda yo no tengo ya la capacidad de subir
hasta la cima, pero de igual modo acudo a la cita y hago mi ejercicio antes de
compartir con los demás un brindis por todo lo bueno que nos ofreció el año que
termina y por lo que nos traerá el nuevo”. Él ha sido testigo de la
evolución que se ha producido en el mundo del running los últimos años: “cuando comenzamos a correr no había tantas
marcas ni tanta tecnología en la ropa y zapatillas. También antes pagábamos un
balboa o menos para correr, pero ahora es difícil encontrar eventos cuya
inscripción no supere los 20 balboas”.
“Yo
al igual que otros corredores compraba la ropa de deporte en modas Saks. No
había tiendas especializadas”, recuerda pensativo Eduardo
Laguna; “no había mucho donde elegir,
los pantalones eran blancos o negros. Nosotros corríamos únicamente por la
ilusión de llegar a la meta, para divertirnos, ahora en cambio es más como una
moda. El problema hoy en día es que por falta de conocimiento hay personas que
se apuntan a eventos de distancias para las que no se han preparado ni
entrenado convenientemente”.
Nuestra ruta discurre desde
Balboa a la avenida de los Mártires, corriendo la mayoría del tiempo en una
oscuridad solo rota por algunas luminarias. Lo más importante en este tramo es
ir pendiente del piso y no tropezar. En el camino se nos une desde el Chorrillo
Nicolás García, uno de los fondistas más admirados de Panamá. La ciudad
permanece todavía como dormida cuando en Mi Pueblito llegamos a una exigente
zona de escaleras que finalmente da acceso a la calle que conduce hasta la
cima.
“Yo propuse esta ruta de subir al Cerro Ancón”, comenta un jadeante Ricardo
Cupas mientras asciende por las escaleras: “lo simpático era que al bajar debíamos bañarnos en la fuente del
monumento a Goethals. La rutina era entrar físicamente al agua y pasar por
debajo de las dos pequeñas cascadas que produce la fuente. Esto era una especie
de simbolismo de lavarnos los maleficios y las vibras negativas, y entrar al
año venidero limpios de pecados”.
Nos servimos de una pequeña
linterna para iluminarnos mientras vamos bordeando el cerro y ganando altura.
El silencio es total, y las impresionantes luces de la ciudad se dejan ver por
momentos cuando se abre la vegetación.
Después de superar las últimas rampas, y tras poco más de media hora de ejercicio, alcanzamos el tope del Cerro y respiramos satisfechos. Somos los primeros en llegar a la cima, y nos sentimos privilegiados como en el techo del mundo. Se respira una enorme paz y nos abrazamos sudorosos.
Después de superar las últimas rampas, y tras poco más de media hora de ejercicio, alcanzamos el tope del Cerro y respiramos satisfechos. Somos los primeros en llegar a la cima, y nos sentimos privilegiados como en el techo del mundo. Se respira una enorme paz y nos abrazamos sudorosos.
No demora mucho en que comencemos
a escuchar jadeos y ver brillantes luces acercarse desde la calle. Poco a poco
van llegando otros grupos de manera intermitente, todos con la misma ilusión
por terminar el año compartiendo entre amigos la afición por correr.
Incluso algunos deportistas en silla de ruedas aceptan el reto y ascienden con notable esfuerzo hasta la cima. Iniciamos el descenso y durante el mismo nos seguimos cruzando con muchos otros corredores que salen de entre las sombras, e intercambiamos saludos y buenos deseos para el año que venidero.
Incluso algunos deportistas en silla de ruedas aceptan el reto y ascienden con notable esfuerzo hasta la cima. Iniciamos el descenso y durante el mismo nos seguimos cruzando con muchos otros corredores que salen de entre las sombras, e intercambiamos saludos y buenos deseos para el año que venidero.
“Comenzamos este evento como una forma de cerrar el año de carreras,
y decidimos subir de madrugada porque siempre practicábamos en ese
horario. Elegimos el Cerro Ancón porque hay una vista maravillosa de la ciudad
de noche, se observa con amplitud todo el horizonte, y corre una brisa
refrescante”, señala Freddy
García mientras de regreso en Balboa compartimos un brindis y un desayuno con
lo que cada uno ha aportado para la ocasión.
Aunque es difícil hacer un
cálculo, no menos de 150 personas despidieron este año 2015 ascendiendo al simbólico Cerro
Ancón, una tradición que temporada tras temporada sigue creciendo.
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Hola una consulta este año volveran ha realizar esta subida al cerro ancon?
ResponderEliminarHola amig@. si, todos los años. Punto de reunión monumento a Goethals en Balboa arrancando a las 5.00 am
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