Buen jueves amig@s,
Se acerca de nuevo el fin de semana, y mientras tanto os comparto el último artículo que he publicado para la sección Running de la revista SPORTS & HEALTH, edición octubre 2015. En esta oportunidad me solicitaron hablar sobre las personas que corren en los eventos sin inscribirse, los denominados en la terminología anglosajona "bandit runners".
Es un tema que ha generado en los últimos meses bastante debate y opiniones contrapuestas en los medios y redes sociales, ya que algunos organizadores de importantes pruebas están tomando medidas tan drásticas como poner personal de seguridad y sacarlos a la fuerza del recorrido. Como todo en esta vida pienso que hay que ver la problemática desde un punto de vista amplio, sin radicalismos de una u otra parte, y buscar un punto medio en el que se respeten los derechos de todos los que amamos este mundillo.
Mi opinión personal la dejo plasmada en el artículo, y en la misma tomo en consideración que principalmente soy atleta, pero en ocasiones también actúo organizando eventos. Como anécdota os cuento que en la última edición de la SANTA´S RACE bastantes personas se llegaron el día de la prueba esperando conseguir una inscripción en la salida, pero las mismas se agotaron. Es comprensible que a nadie le gusta madrugar y manejar hasta las afueras de la ciudad para que le digan que se queda sin correr, más teniendo en cuenta que en muchos casos eran personas cuyas familias y/o grupos ya estaban inscritos. Algunos me preguntaron si podían participar, y obvio les dije que mientras no alteraran el desarrollo de la prueba y se salieran antes de cruzar la meta, sin problema. Claro que también detecté y me molestó bastante un par de casos de corredores de los que se la pasan quejándose en las redes de los altos precios de las inscripciones, pero cuando uno hace un esfuerzo y organiza un evento realmente económico, de todos modos corren sin inscribirse. Eso me parece no es justo con el resto de los participantes, ni conmigo como organizador.
Si estáis interesados en el artículo podéis consultarlo en la web de la revista en este LINK, en las imágenes insertas a continuación, o como texto sencillo al final de la entrada.
Gracias por vuestras opiniones y apoyo.
Nos vemos en la Ruta!
FER
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BANDIT
RUNNERS: CORRER SIN INSCRIBIRSE
El tema de los corredores
que participan en pruebas sin estar inscritos está de actualidad, y es uno de
los que levanta debates más acalorados en las redes sociales entre atletas que
están bien a favor o en contra, y los propios organizadores.
OPINIONES
A FAVOR
Los defensores más acérrimos
de esta práctica apelan a la misma naturaleza del running como sinónimo de
libertad, y de no estar sometidos a normas y reglas accesorias. Según ellos,
nadie debería tener el derecho de decidir dónde se puede o no correr,
especialmente si se trata de lugares y vías públicas: “la calle es de todos” afirman. Adicional, ven en esta actividad una
forma de satisfacción personal al enfrentarse al sistema, y no solo no se
esconden, sino que se jactan públicamente de sus logros haciendo proselitismo
de ello.
Por otro lado nos
encontramos con “bandit runners”
ocasionales, corredores que por lo general sí se inscriben a los eventos, pero
que en determinados casos compiten como “colados”.
En su justificación esgrimen diferentes motivos, siendo el mayoritario el alto
precio de inscripción de algunas pruebas. Cierto es que no solo en Panamá, sino
en otros muchos países, algunos organizadores han entrado en una espiral de
precios que parece no tener fin, anteponiendo el ánimo lucrativo por encima de
todo. Parte de los corredores no comparten esa visión, y el correr sin número
supone su forma de protesta ante estos organizadores, o sencillamente la única
manera de participar, al no disponer de los recursos necesarios. También
existen otros casos en los que el atleta parte sin número, bien porque se
descuidó y ya se cerraron las inscripciones, se acabaron los cupos, quiere
hacer solo una parte del recorrido, o acompañar a otro corredor que sí va
registrado.
OPINIONES
EN CONTRA
En contra de la presencia de
“bandit runners” se manifiestan una
buena parte de los corredores y la mayoría de los organizadores. Se argumenta
que es injusto que alguien que no ha pagado participe de igual a igual con los
corredores que sí han hecho el esfuerzo, económico y de tiempo, en inscribirse a
un evento. Defienden que aunque el precio de las inscripciones haya aumentado
considerablemente, no se obliga a nadie a participar de una carrera organizada.
Cada uno es libre de gastar sus recursos en lo que quiera, bien sea un
concierto, saliendo de compras, o corriendo un maratón. Hay libertad de mercado
y los precios finalmente los fijan la oferta y la demanda. Si los precios de
las inscripciones han subido, es porque hay una mayoría de corredores que las
pagan.
Se señala también que la
presencia de “colados” afecta a la
logística de las carreras y las previsiones del organizador, ya que si bien hay
“bandit runners” que no hacen uso de
los avituallamientos y otras facilidades, gran parte de ellos compiten de igual
a igual, y se benefician gratis de servicios que otros pagaron y que quizás no
puedan disfrutar.
LA
CORREDORA 14285
Boston no solo es la decana
de las maratones con 119 ediciones celebradas, sino que tiene la particularidad
de que para poder participar los cupos no se asignan por sorteo. A los atletas se
les exige obtener una marca mínima realizada en otra maratón durante el año
anterior, lo que supone que en Boston no corre quien quiere, sino solo los
mejores atletas de cada categoría de edad. La estadounidense Kara Bonneau
estaba orgullosa de haber clasificado a Boston en 2014, por lo que cuando
retiró su kit un par de días antes de la carrera, colgó una foto de su bib en
una famosa red social. Días después de la prueba, y cuando quiso consultar las
fotos que estaban disponibles de su carrera y llegada a meta, se llevó la
desagradable sorpresa de que con su mismo número, el 14285, aparecían
fotografías de otros cuatro corredores diferentes, para ella totalmente
desconocidos.
El caso de Bonneau sacó a la
luz pública una práctica cada vez más seguida en algunos eventos como Boston,
donde el número de corredores es limitado en comparación con las solicitudes, y
donde no todos los atletas tienen el nivel atlético requerido para acceder:
falsificar números. Y es que con los medios digitales actuales, resulta muy sencillo
imprimir un duplicado de una imagen, y hacerlo pasar por un número verdadero.
Aquí ya no estamos hablando de que un corredor participa en un evento sin estar
inscrito, sino que adicional comete una falsificación para aparentar que sí lo
está, y no ser sacado de la prueba.
REFLEXIÓN
PERSONAL
Creo este artículo no
estaría completo si no compartiese mi opinión personal sobre el tema. Toca “mojarse” como dicen. En mi caso tengo que
ver el tema desde una doble perspectiva: en mi faceta de corredor desde hace
casi cuatro décadas, pero también como parte de la organización de numerosos
eventos en los que he estado involucrado.
Lo primero es que estimo que
bajo el concepto “bandit runner” se
esconden supuestos de hecho muy diferentes. No tiene nada que ver la persona
que por definición siempre corre de “colado”
porque no quiere pagar inscripciones, con otros casos como la del atleta que
por un motivo muy concreto y puntual no pudo acceder a una inscripción. Cuando
se trata de corredores que sencillamente se quedaron por fuera al acabarse los
cupos, y que solo quieren acompañar a algún familiar o amigo sin mayor
pretensión, creo se puede ser condescendiente, siempre que la persona no
dificulte la logística del organizador, lleve su propia hidratación, y se
retire del evento antes de afrontar la zona vallada de meta para no interferir
en la toma de tiempos. Con buena voluntad, la calle es grande para todos. Otra
cosa diferente son los atletas que hacen de liebre para beneficiar a otros
corredores, y que se incorporan en algunas partes del recorrido afectando a la
libre y sana competencia. Ambos corredores deberían ser sancionados.
Tampoco estoy de acuerdo con
aquellas personas que por querer hacerse más vivos o inteligentes que los
demás, engañan a la organización corriendo sin número, tomando hidratación que
no les corresponde, cruzando la línea de meta, e incluso reclamando el suéter o
medalla de finisher. Argumentan que la calle es libre, pero deben recordar que
los organizadores piden y pagan permisos para tener el uso privativo de ciertas
áreas de manera temporal, igual que se hace en los conciertos u otros tipos de
espectáculos al aire libre.
Entiendo que el precio de
las inscripciones en ocasiones es demasiado elevado, pero a nadie se le obliga
a correr en una determinada prueba. Yo soy un firme defensor de organizar
eventos a precios asequibles, y en ese sentido en la Santa´s Race desde el
primer año nos pusimos un tope de $5.00 que venimos manteniendo para que familias
enteras puedan participar. Considero que los eventos deben cubrir el mayor
porcentaje de sus presupuestos con los aportes de patrocinadores, y que las
inscripciones solo deben ser un complemento. Pero si una persona no está de
acuerdo con el precio de una inscripción, creo dispone de otros medios para
publicitar y defender su posición más adecuados que correr como “bandit runner”.
En algunos eventos en el
extranjero ya se están colocando agentes de seguridad que literalmente sacan a
la fuerza antes de entrar en meta a las personas que corren sin número. En
Panamá no se ha llegado a tanto, pero sí se han producido sanciones a atletas de
estar un periodo de tiempo sin poder competir en los eventos de un organizador,
o mostrar públicamente sus fotos en las redes para exponerlos ante la comunidad
de corredores. Lo cierto es que actualmente los “bandit runners” solo suponen en Panamá un 5% del total de
participantes. Pero, ¿qué sucedería si llegásemos a porcentajes de un 25% o más
como sucede en otras latitudes?
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