Buen lunes amig@s,
En el día de ayer publiqué una nueva colaboración periodística en LA ESTRELLA DE PANAMÁ, en esta oportunidad sobre la salud bucal, incluyendo una entrevista a la Dra. Ilianellys Santos. Creo sus experiencias y consejos son útiles para todo el mundo, pero muy en especial para determinados grupos de riesgo y deportistas como nosotros. Gracias a Lily por su amabilidad y simpatía, y por ahí le caigo a que me revise :)
Podéis leer la entrevista en la web del propio diario en este LINK, la página completa en la imagen inserta a continuación, o como texto simple al final de la entrada.
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NUESTRA BOCA HABLA POR NOSOTROS
Aunque muchas campañas en los medios promueven el cuidado
de nuestra salud bucal, aún tenemos un largo camino por recorrer. A modo de
ejemplo, los niños panameños de 12 años, todavía tienen un promedio de tres a
cuatro caries en su boca.
Enfundada en su bata blanca la Dra. Ilianellys Santos nos
recibe con una sonrisa. Muy apropiado porque adicional a ser Doctora en cirugía
dental, es diplomada en estética dental y rehabilitación oral, estando en la
etapa final de maestría en gerencia en servicios de salud. Coordinadora
Regional de salud bucal de la Región Metropolitana entre 2010-2015, la Dra.
Santos se desempeña actualmente como odontóloga en el centro de salud de San
Felipe, adicional a su práctica privada en la Clínica Dental Life Panamá.
P – Dra. Santos, ¿Cuáles
serían los cuidados mínimos necesarios que cualquier persona debe dedicar a su
boca?
R - Los cuidados
mínimos imprescindibles serían mantener una rutina de higiene oral de los
dientes, así como de las estructuras blandas (la encía y la lengua), a través
de hábitos diarios como el cepillado después de cada comida, incluso después de
las meriendas intermedias, aunado al uso
del hilo dental, el cual ya no es considerado, como años atrás, un complemento
o accesorio adicional. Se ha comprobado que el uso de hilo dental es indispensable
para mantener los dientes libres de enfermedades, amén de que ello mantiene un
aliento agradable.
P - ¿Habría algunas
precauciones especiales en el caso de sectores de población como niños y ancianos?
R - En el caso
de los niños, es importante que a partir de los seis meses de nacido se les
realice su primera revisión bucal para orientar a los adultos responsables
sobre la higiene oral del bebe, erupción de los primeros dientes, y uso óptimo
de productos dentales acorde al desarrollo del niño, y así sucesivamente hacer
una revisión cada seis meses. A edades muy tempranas, los niños pueden ser
afectados por caries de progresión rápida y agresiva como lo es el síndrome del
biberón, que es causado por contacto prolongado de alimentos líquidos en los
biberones, aunado a una pobre o nula higiene oral. Debemos orientar a los
padres de que es responsabilidad de ellos cuidar el estado de salud oral del
niño hasta que este logre una destreza mecánica adecuada para realizar un
cepillado completo, el cual se alcanza alrededor de los seis años. En los
ancianos es importante evaluar la necesidad de reemplazo de dientes perdidos
para restablecer su función masticatoria, ya que de esta manera, aparte de aumentar
su autoestima, mejorará su calidad de vida al rehabilitarlo para que pueda
comer, hablar y en general verse mejor.
P - Aunque muchas
campañas institucionales y de prensa intentan inculcar la costumbre de lavar y
cuidar nuestros dientes, ¿Qué piensa que
falta para que se incrementen los niveles de salubridad bucales en la población
panameña?
R - Es cierto que las entidades gubernamentales tienen muy
buenas campañas dirigidas a adquirir buenos hábitos de higiene oral y
personal; al igual que las empresas
privadas que se enfocan en promocionar los mejores productos de cuidado oral.
Sin embargo, estimo que sería acertado hacer énfasis en que los valores y
buenos hábitos de cuidado personal se comienzan en casa a edades muy tempranas,
y no recargar esa responsabilidad a los maestros, profesionales de la salud y
entidades de salud para que reparen daños que pudieron o pueden evitarse en
casa y que son producto casi en su totalidad de simples malos hábitos.
P - ¿Cómo es el
panameño en este aspecto respecto de otros ciudadanos de países de nuestro
entorno?
R - Los
panameños cada vez se preocupan más por tener una buena salud oral, no
solamente para evitar un dolor o molestia, sino inclinados a buscar una
estética dental, impulsado de alguna manera por el desarrollo que se ha dado en
nuestro país en diferentes ámbitos. Esto ha obligado de manera positiva al
panameño y demás habitantes a buscar una salud oral optima que le abra mejores
oportunidades y hacer frente a la alta competencia laboral. Pero insisto, falta
mucho más promoción en materia de prevención en todo el país y en todos los
niveles.
P - ¿Cuáles son los
principales efectos nocivos que puede llevar aparejado un mal cuidado de
nuestra boca?
R - Un mal
cuidado oral da lugar a que se desarrollen las dos enfermedades más comunes de
la boca, que son la caries dental y la enfermedad periodontal que afecta los
tejidos de sostén del diente. En pacientes con enfermedades sistémicas como son
la hipertensión arterial, enfermedades respiratorias como la enfermedad obstructiva
crónica, diabetes y enfermedades cardiacas principalmente, la presencia de
enfermedad periodontal empeora su condición sistémica lo cual hace que sea más
difícil de controlar.
P- Usted practica tenis, golf y hasta corre
maratones ¿Qué implicaciones adicionales puede tener para un deportista una
mala salud bucal?
![]() |
Lily Santos en la Santa´s |
R - Todo
deportista debe asegurarse de no tener en boca ningún foco infeccioso que pueda
provocarle algún dolor agudo o crónico que pueda presentarse en el momento
menos oportuno, como lo es la víspera de una carrera o el mismo día del evento.
Por esto recomiendo que los deportistas acudan con tiempo a su odontólogo para
un examen dental completo, y de encontrar alguna afección, comenzar el
tratamiento cuanto antes.
P - No hace tantos
años el llevar correctores en la boca era considerado casi como una penitencia,
y las personas intentaban ocultarlo. Actualmente la gente en cambio se jacta de
ello, y está como hasta de moda. ¿Qué cree ha motivado este cambio de
tendencia?
R - Como
mencione antes, las personas hoy en día se preocupan más por mostrar una buena
imagen que les abra oportunidades de cualquier índole, y la ortodoncia es un
tratamiento eficaz que logra enderezar los dientes y corregir el temido
apiñamiento dental y otras maloclusiones que afectan a niños y adultos. Incluso
para los odontólogos de la práctica privada y pública se nos ha vuelto una
lucha grande el hecho de que los adolescentes de cualquier estrato social,
inviertan dinero para colocarse los famosos frenos de “pifia”, colocados por
cualquier persona en medio de la calle en condiciones insalubres, utilizando
materiales que no son de uso dental, y provocando estragos en la dentadura.
P - ¿Cómo odontóloga,
¿A qué cree que se debe el temor de las personas para acudir a la consulta?,
¿Es por miedo a sufrir dolor, afrontar el gasto que ello supone, o no querer
oír regaños por no seguir unas buenas costumbres?
R - Pienso
que es una combinación de todo eso. Normalmente los pacientes con un
comportamiento errático durante la consulta, han tenido alguna mala experiencia
en el consultorio dental ya sea reciente o de hace años cuando estaban niños y
no han podido superar ese temor. Por eso es primordial que nosotros los
odontólogos sepamos comprender el miedo normal que este tipo de pacientes puede
manifestar. Por el contrario, si es la primera vez que visita al odontólogo,
debemos procurar que sea una experiencia lo más agradable posible, en un
ambiente confortable, sin mucho ruido y que el profesional le inspire
confianza.
P - Para terminar, una
anécdota simpática que recuerde al atender a un cliente en consulta.
R - Ya que
tocamos el tema del temor al sillón dental, me refiero a mí misma como una
paciente niña de comportamiento muy errático. Recuerdo que a los ocho años mis
padres me llevaron a mi odontólogo para realizarme un tratamiento, y sin haber
tenido ninguna mala experiencia anterior, con solo ver el sillón dental y todos
esos instrumentos entré en pánico, y simulé que me desmayaba en el sillón para
que no me atendieran. Lo más chistoso es que yo juraba que mi actuación había
sido de primera línea, pero ni el odontólogo ni mis padres se la creyeron, y al
final me tuve que dejar atender. Años más tarde aquel odontólogo llego a ser mi
profesor en la Facultad de Odontología y cuando me vio me dijo, ¿ya no te haces
la desmayada? Me dio pena y gracia a la
vez, por eso es que cuando atiendo pacientes niños trato de ponerme en su lugar,
tratarlos con paciencia y les brindo la seguridad de que yo puedo ayudarlos.
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Saludos y nos vemos en la Ruta!
FER
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