Héroes del Maratón

Buenos días amig@s,

Lo primero felicitar a todas las madres, y muy especialmente a aquellas que son corredoras, muchas de las cuales tienen que compaginar largas tareas laborales y familiares con sus entrenamientos. Si ser mujer en el mundo en el que vivimos no es fácil, - a pesar de los avances en la igualdad -, ser mujer, madre, y adicional corredora lo es mucho menos. La verdad que os admiro amigas!

Pasando a otro tema, mi escrito semanal en LA ESTRELLA DE PANAMÁ en esta oportunidad está dedicado a la Maratón Internacional de Panamá. Podéis ver la página completa en la imagen inserta a continuación, o como texto simple al final de la entrada.

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MARATÓN DE PANAMÁ

  

SUPERANDO EL RETO MÁS DIFÍCIL

  

El pasado domingo se corrió la XXXVII edición de la Maratón Internacional Ciudad de Panamá, una prueba donde todos los competidores que cruzaron la meta fueron ganadores

Pasaban un par de minutos de las 6.00 am cuando de entre las sombras de la noche surgieron las luces parpadeantes de los vehículos que abrían carrera, seguidos por tres atléticos corredores de zancada amplia y respiración agitada.

En esta oportunidad no era de la partida, sino que me había llegado a Miraflores para dar apoyo a los corredores que aceptaron el reto de enfrentar esta complicada prueba. Si correr un maratón es siempre un enorme desafío inclusive para atletas experimentados, hacerlo en Panamá con su altísima temperatura y humedad está sin lugar a dudas en el tope de la exigencia.

Tras ese primer grupo puntero fueron pasando por ese lugar, que no era ni la mitad del recorrido, una procesión sinfín de competidores, denotando cada vez con mayor vehemencia el cansancio en sus cuerpos y la fatiga en sus rostros. En un determinado momento se hizo notorio que los corredores que llegaban a nuestra altura no se correspondían con la idea que se tiene de un maratonista, generalmente en plena forma, sino que por el contrario se trataba de personas promedio, de las que al cruzarte a diario en la oficina o el supermercado no sospecharías tuvieran esta determinación. El sol se fue instalando en el horizonte dando cada vez mayor temperatura al asfalto, mientras las solicitudes de apoyo se multiplicaron con pedidos de agua, hielo, fruta, protector solar e incluso analgésicos para el dolor. A pesar de algunas situaciones de calambres y agotamiento, nadie tiró la toalla y todos partieron con paso decidido en busca de completar su objetivo.

HISTORIAS DE SUPERACIÓN

El maratón se ha convertido en nuestros días más que ningún otro en el evento de superación por excelencia, en un reto que muchas personas asumen buscando dar un giro radical en sus vidas. Detrás de muchos de esos competidores anónimos, se esconde la lucha contra enfermedades propias o de familiares, incluyendo el cáncer, sobrepeso, drogodependencias, fracasos sentimentales y otro tipo de situaciones que llevaron a la persona a un punto de difícil retorno en el que sintió la necesidad de decir basta, y demostrarse a ella misma y a los suyos que a base de sacrificio y de creer en sus capacidades las barreras por muy altas que sean se pueden superar.

Siento admiración por los atletas africanos que dominan la mayoría de los eventos de maratón en la actualidad, pero mi admiración incluso es mayor por estos corredores anónimos, apoyados en muchos casos como vi ayer por sus familias y amigos en la ruta. Me resultó especialmente conmovedor ver a muchos niños animando a alguno de sus padres, incluso con rudimentarias pancartas de apoyo escritas por ellos mismos, que harían soltar una lágrima al mismísimo Chuck Norris.

El maratón por encima de récords y cifras, es una fiesta. Es la fiesta de los corredores, considerando corredor a todo aquel que se atreve a desafiar los límites del esfuerzo y completarla, independientemente de si corre, camina o hasta se arrastra para cruzar la meta. Porque al final del día, tanto los que llegaron de primeros en la competencia como los que llegaron de últimos, compartieron lo principal de ser un maratonista: superar con éxito los mismos 42,195 metros de la ruta, y sentir el orgullo de tener oscilando en su cuello la medalla de finalista.

¡ Qué viva el Maratón !

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Espero os haya gustado. Gracias por vuestros comentarios y apoyo.

Fuerte abrazo y nos vemos en la Ruta,

FER