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16 agosto 2019

La importancia del Entrenador

Buen viernes amig@s:

Para los que les gusta la lectura, os adjunto mi última colaboración sobre running en la revista SPORTS & HEALTH, edición de agosto 2019.


El tema en esta ocasión es sobre la importancia que tiene el entrenador para un corredor, y cuáles serían los parámetros principales a considerar a la hora de elegir uno.

Podéis leer el artículo directamente en el web de la revista en este ENLACE, también en las imágenes insertas a continuación, o en modo texto simple al final de esta entrada.




Saludos y nos vemos en la Ruta!!!


FER


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LA IMPORTANCIA DEL ENTRENADOR
Por Fernando Revuelta

En el primer Foro de Running que se celebró en Panamá hace solo unas semanas tuve la oportunidad de ser uno de los expositores, desarrollando el tema “Entrenando para mejorar el tiempo”. Como preámbulo a mi presentación quise conocer algunos detalles sobre la audiencia, para lo cual les pedí que se dividieran entre aquellos que realizaban sus entrenamientos bajo la asesoría de un entrenador, o por su propia cuenta. De las más de 200 personas presentes levantó la mano en cada una de las opciones aproximadamente un 50%, lo cual sin ser científico, si sirve como muestra de cuál es la tendencia entre los corredores del patio.

¿QUÉ ES UN ENTRENADOR?

A nivel local podemos encontrar básicamente dos tipos de entrenadores: los que tienen algún tipo de titulación académica relacionada con el deporte, como licenciados en educación física o que han completado formaciones y cursos sobre alguna modalidad deportiva en específico, y aquellos que no tienen formación académica pero si amplios conocimientos derivados de llevar muchos años relacionados con el deporte, bien como practicantes y/o entrenadores. Obvio de las dos categorías anteriores se podría colegir una tercera, aquellas personas con formación académica, y que adicional comparten la faceta de haber sido o seguir siendo atletas activos. La realidad con la que se enfrenta nuestro país es que si bien hay bastantes personas con titulaciones en el ramo del deporte, son muy pocas las que tienen conocimientos específicos de atletismo, sobre todo de ruta. Esto provoca que los corredores en muchas ocasiones tengamos que acudir exclusivamente a planes bajados de internet o a entrenadores empíricos, los cuales a pesar de su buena voluntad y ánimo de ayudar, basan sus programas primariamente en el método del ensayo y error.

CONFIANZA Y CERCANÍA

Aunque son importantes los títulos académicos y los años de experiencia que pueda atesorar un entrenador, estas circunstancias en realidad no van a ser las que tengan mayor incidencia a la hora de que un corredor seleccione a su entrenador. En el proceso de entrenar bajo la asesoría de un entrenador van a primar en cambio factores como el grado de confianza que tengamos sobre su capacidad, así como su cercanía y disponibilidad. De nada sirve tener al mejor entrenador del mundo si no creemos en él y sus métodos, al igual que si no tenemos la posibilidad de contactarlo cuando sea preciso. El entrenador no solo es alguien que diseña planes de entrenamiento, sino que también desempeña en muchos casos la función de psicólogo, amigo y confidente del atleta. Mi recomendación es que si después de un tiempo entrenando bajo la asesoría de un entrenador, sentimos que no estamos teniendo el progreso adecuado o que no nos presta la atención debida, terminemos la relación y busquemos a otro.

Aunque en teoría se puede dar seguimiento a un programa de entrenamiento a distancia compartiendo los detalles de nuestras rutinas con el entrenador de modo casi instantáneo a través de dispositivos digitales y aplicaciones, la accesibilidad y presencia física es fundamental. No hay mejor forma de poder percibir las sensaciones que experimenta un corredor que viendo en primera persona como ejecuta sus sesiones más importantes y recibiendo directamente del mismo la respectiva retroalimentación. De este modo el entrenador estará en mejor capacidad de hacer las correspondientes adecuaciones a las diferentes rutinas de entrenamiento, ya que los planes de entrenamiento no están escritos en piedra sino que deben ser dinámicos, adaptables a las diferentes circunstancias y condiciones, tanto personales del corredor, como de su entorno.

Igual que al entrenador le vamos a pedir profesionalidad y que nos preste la debida atención, el corredor también deberá de poner de su parte, cumpliendo a cabalidad y dentro de lo posible con las rutinas y objetivos que le marca su entrenador. No hay peor cosa que el corredor no sea sincero con su entrenador, le mienta o deje de darle información importante con relación a sus rutinas y rendimiento, puesto que el entrenador partirá de unos datos erróneos y el diseño del plan conducirá a resultados diferentes a los esperados, en la mayoría de los casos contraproducentes. Esto sucede por ejemplo cuando el corredor detecta el inicio de una lesión, pero la oculta a su entrenador para que este no rebaje la carga o intensidad de los entrenamientos programados.

LA PREGUNTA DEL MILLÓN

¿Es necesario entonces para mejorar mis tiempos el contar con un entrenador? Muchas veces me han hecho esta pregunta, y no existe una respuesta única y sencilla. La elección de entrenar o no bajo la asesoría de un entrenador va a depender en gran medida del tipo de corredor al que hagamos referencia, su experiencia en el running, dificultad de los objetivos buscados y factores análogos.

Así para aquellas personas que corren de manera intermitente uno o dos días por semana y que no tienen entre sus objetivos intereses competitivos, no necesitarían contar obligatoriamente con un entrenador personal. Lo más práctico sería informarse de los aspectos básicos del running mediante la numerosa bibliografía que está disponible en revistas y portales de internet, a la par que conversar con corredores experimentados que les puedan orientar de manera sencilla y resolver las principales dudas que puedan tener con relación a aspectos de técnica de carrera, diferentes rutinas de entrenamiento o calzado y vestimenta entre otros. Integrarse cuando uno comienza a correr en un grupo de corredores, resulta en la mayoría de los casos muy útil y ventajoso.

En el caso de personas que se ejercitan con ánimos de participar en competencias, independientemente de su nivel atlético, estaríamos hablando ya de una categoría diferente de corredores. Por lo general practicarán entre tres a seis días por semana, inclusive algunos días en doble sesión, y complementarán las corridas con entrenamientos cruzados en gimnasio, piscina o bicicleta por ejemplo. Muchos de ellos incluso serán corredores de distancias largas como maratón, sinónimo de completar exigentes y complejos planes de entrenamiento. Para los corredores que participan de competencias tener un entrenador definitivamente no es ya una opción sino una necesidad, una inversión a realizar similar a la que deben cubrir para otros aspectos de su preparación, como equipamiento o suplementos nutricionales. 

La función del entrenador va a ser la de evaluar en primer lugar al corredor, tomando en consideración sus cualidades innatas y las que puede desarrollar; en segundo lugar, y según los objetivos que el corredor busque en particular, el entrenador diseñará un plan de entrenamiento específico; el tercer elemento sería el seguimiento y supervisión del plan, que a su vez incluye la adecuación del mismo a las realidades del día a día; y el cuarto aspecto sería la evaluación final para determinar lo que funcionó o no y como realizar los ajustes a futuro. Una de las realidades que apoyan la necesidad de contar con la asesoría de un entrenador calificado es que la mayoría de los entrenadores de atletismo que compaginan esta actividad con su propia vertiente como corredores no se entrenan a ellos mismos, sino que confían sus planes y rutinas a otro entrenador.


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