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05 septiembre 2016

El calzado para correr

Buenos días amig@s,

Ya en la semana previa a la Maratón de las Flores de Medellín, aquí estoy pensando en qué meter en la maleta para que no se quede nada esencial por fuera. Por muchas veces que uno haya hecho esto, incluso con la ayuda de listas escritas, siempre te queda la sensación de que algo se queda en tierra. Según parece seremos una buena cantidad de panameños por allá, ya que adicional al grupo de Pty Runners con el que voy, hay también expediciones de otros teams organizadas. Que viva el Running ! ! !

En cuanto a mis escritos en medios de prensa, os comparto el que salió ayer en la sección de deportes de LA ESTRELLA DE PANAMÁ con algunos consejos a la hora de comprar zapatillas para correr. Espero os sea de ayuda y quedo abierto a vuestras consultas. 

Si estáis interesados en verlo lo podéis hacer en línea en este ENLACE, en la imagen inserta a continuación, o en formato de texto sencillo al final de la entrada.


Fuerte abrazo y nos vemos en la Ruta!

FER

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EL CALZADO PARA CORRER

Una mala elección y uso del calzado puede ser origen de serios problemas

Muchas son las personas que cada día llenan las calles y parques de nuestro país para ejercitarse corriendo, pero una gran mayoría de ellas desconoce realmente las características y uso correcto de las zapatillas que calza en sus pies. La publicidad de los fabricantes y la moda son los factores que generalmente se tienen más en cuenta por los compradores cuando van a un establecimiento comercial, dejando de lado importantes parámetros como la propia fisiología de la persona, el uso al que se va a dedicar el calzado o el tipo de superficie sobre la que nos vamos a ejercitar de manera regular. Durante nuestras rutinas de carrera no hay que olvidar que daremos miles de pisadas sobre el terreno, y si no contamos con un calzado adecuado a nuestras particularidades, estaremos contribuyendo a la aparición de una posible lesión.

TIPOS DE PISADA

El aspecto más importante que debemos tener en consideración antes de adquirir un calzado deportivo es conocer nuestro tipo de pisada. Ello hace referencia a cómo se comportan nuestros pies cuando hacen contacto con el terreno, lo que sería la fase de amortiguación, y cómo se comportan durante el despegue, el momento en el que se produce la transmisión de la energía y el pie deja de estar apoyado en el piso. Esto anterior se logra mediante un estudio de pisada, tanto estático en parado como dinámico en una cinta de correr, durante el cual el especialista observará la forma de nuestros pies y cómo es su funcionamiento. Existen tres tipos principales de pisada: neutral, pronadora y supinadora. El mayor porcentaje de personas es neutral, por lo que el pie en movimiento no se inclina significativamente hacia los lados, o si lo hace, es de modo moderado hacia la zona del arco, lo que se conoce como leve pronación. Por el contrario, algunas personas sobre-pronan, con un giro exagerado hacía la parte interna, por lo que necesitan un apoyo extra en esa zona. De igual manera, hay un pequeño número de personas supinadoras, las cuales pisan mayormente con el exterior del pie.

Las principales marcas deportivas fabrican sus modelos usualmente para corredores neutrales, aunque también diseñan modelos específicos para corredores supra-pronadores en los que se incluyen elementos de soporte adicionales en esa parte. Es mucho menos frecuente en cambio encontrar modelos en el mercado para corredores supinadores. Por lo general, las personas tienen el mismo tipo de pisada en ambos pies, pero en ocasiones, son diferentes, por lo que hay que tomar las pertinentes correcciones, normalmente mediante el uso de plantillas ortopédicas que se insertan dentro de la zapatilla.

Si el calzado de nuestra elección no fuera el correcto para nuestro tipo de pisada, no solo se producirá una menor eficiencia desde el punto de vista del desempeño físico, sino molestias que pueden incluso derivar en una patología en forma de lesión deportiva.

TALLA Y SEXO

Los calzados deportivos por lo regular vienen en tallas que aumentan de medio en medio número, y al probarlos hay que tener en cuenta que nuestros dedos no deben de quedar pegados a la punta de la zapatilla, sino a una distancia aproximada de medio centímetro. El mejor momento para probarnos un calzado deportivo es en horas de la tarde, ya que el pie va teniendo cierto grado de dilatación según avanza el día.

El calzado hay que probarlo con las medias habituales que usemos en nuestros ejercicios, poniéndonos el par completo, no solo un pie. Un calzado deportivo es muy diferente a un zapato de trabajo, y no hay que tener prejuicios ni pasar pena a la hora de tomar el tiempo necesario en el comercio para ver cómo ajusta y se comporta ante el movimiento, caminando e inclusive haciendo unos pequeños trotes en el establecimiento. Si la sensación no es cien por ciento de nuestro agrado en la tienda, difícilmente lo será más tarde, por lo que será mejor probar otro modelo.

Por lo general las marcas fabrican versiones del mismo modelo para hombre y mujer con diferente horma. Sucede que algunas personas compran solo basándose en la apariencia del diseño o el gusto por ciertos colores, sin percatarse de que la versión que han elegido no es la adecuada para su género. Otras veces en cambio, como ocurre para las mujeres de elevada estatura, comprar un modelo de hombre suele ser la única opción, ya que salvo que se realice la compra vía internet, en el mercado local es difícil encontrar calzado deportivo de mujer en tallas grandes.

PESO Y USO

En la televisión se muestran con frecuencia eventos en los que destacados atletas de talla mundial utilizan los últimos modelos de zapatillas deportivas. No debemos dejarnos seducir por un velocista como Usain Bolt o un corredor de fondo como Mo Farah, y pensar en cambio en que este tipo de corredores tienen unas particularidades muy específicas, en cuanto a su forma física, peso y musculatura. Por mucho que nos atraiga llevar el mismo modelo de zapatillas que usan nuestros ídolos olímpicos, hay que tener en cuenta que esos calzados, por ejemplo en el caso de un atleta africano de maratón, fueron diseñados para corredores cuyo peso generalmente oscila alrededor de las 140 libras, con muy poco material de amortiguación, y previendo que la duración de su carrera sea poco más de dos horas. Frente a eso, es obvio que un corredor que supere las 200 libras y cuyo tiempo en maratón sea de 5 horas, necesitará un modelo de calzado bastante diferente.

Podemos utilizar un calzado deportivo para usos varios como caminar, correr en modo entrenamiento, correr en competición o realizar rutinas de ejercicio en un gimnasio. De igual modo, podemos utilizar un calzado para correr mayormente en asfalto y concreto, grama o caminos de montaña y trillos. Para cada uno de estos usos y terrenos existen modelos y versiones diferentes, por lo que debemos de tener claro el objetivo primario al que vamos a dedicar cada una de nuestras zapatillas. Si usamos un modelo de entrenamiento para competir o viceversa, puede verse afectado nuestro nivel de desempeño, así como si corremos en un terreno determinado con unas zapatillas específicas para otro tipo de superficie donde se requiere un ajuste y agarre diferente.

VIDA ÚTIL DEL CALZADO

No hay una única respuesta a la pregunta de cuántos kilómetros dura un calzado deportivo y cuándo debo cambiar de zapatillas. Obviamente variará mucho dependiendo modelo específico que usemos, pero también del peso del corredor, su tipo de pisada, su técnica de carrera y la dureza y consistencia del terreno en el que se ejercite. Las principales marcas como norma general recomiendan desechar el calzado después de completar de 600 a 800 kilómetros, aunque ya desde antes pueden haber comenzado a perder parte de sus propiedades de amortiguación y respuesta. Aunque la apariencia estética del calzado tiene importancia, lo que realmente debemos comprobar son las condiciones de funcionamiento en lo que respecta a la amortiguación, estabilidad y tracción. Un calzado en apariencia deslucido puede estar en condiciones óptimas para su uso y al contrario. Las consecuencias de intentar sacarle más kilómetros de lo debido a un calzado pueden ser nefastas, en forma de graves lesiones como la temida fascitis plantar o la tendinitis de Aquiles.

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