Buenos días amig@s:
Os adjunto el artículo que publiqué en diciembre de 2014 en la revista SPORTS & HEALTH con referencia a las lesiones.
Podéis ver el mismo en este LINK de la revista, en las imágenes insertas a continuación, o como texto simple al final de la entrada.
Saludos y nos vemos en la Ruta!
FER
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HUYENDO DE LAS LESIONES
Los años no perdonan, y es obvio que todos los runners
que estamos ya en edad master o veterana notamos en nuestro cuerpo diferentes
cambios y adaptaciones según va pasando el tiempo. Conversando con compañeros y
amigos de ruta de similar edad, la gran mayoría destaca que ha notado en su
fisiología tres cambios principales, a saber: en primer lugar la pérdida de
velocidad, ya que en las series y competencias de distancia corta uno siente
que no es capaz de alcanzar los veloces ritmos de décadas pasadas, y se ve
superado cada vez con mayor facilidad por atletas jóvenes y noveles; en segundo
lugar la tardanza en la recuperación, ya que el cuerpo no asimila como cuando
se es más joven las fuertes cargas, lo que provoca que cada vez se haga más
necesario intercalar días de trote suave y regenerativos entre jornadas de
calidad, así como del mismo modo después de una dura competencia se requiere
también de más tiempo para recuperarse del esfuerzo; y en tercer lugar, algo
que también es común, la presencia cada vez más frecuente de enfermedades y molestas
lesiones que interfieren con la práctica deportiva.
Hay una frase muy popular entre los atletas veteranos, en
el sentido de que “un atleta master no lo es si no convive con algún tipo de
lesión”. Y es que un gran porcentaje de los atletas corredores mayores de 40
años han sufrido durante su vida diferentes procesos asociados a lesiones
deportivas, muchos de los cuales han dejado algún tipo de secuela o limitante para
el futuro. Son como pequeñas cicatrices que van formando nuestro historial y
siempre estarán ahí para recordar que debemos cuidar y dar descanso a nuestro
cuerpo, o ese esfuerzo acabará por pasarnos factura. Así para los fondistas veteranos,
el arrastrar pequeñas molestias y lesiones no deja de ser algo consustancial
con su carácter. Si un corredor master tuviera que parar sus prácticas cada vez
que siente un ligero problema, estaría la mayor parte de la temporada fuera de
forma en el dique seco. Po ello los atletas veteranos se acostumbran a “manejar” las molestias, es decir,
adecuar los entrenamientos en cuanto a intensidad y duración a las
circunstancias concretas, con el objetivo de salvar esos días o semanas malos y
poder volver a entrenar en plenas condiciones a la mayor brevedad posible. Y es
que para un corredor master, cuando comienza una nueva temporada, lo más
importante de salida es mantenerse activo, y no engrosar la lista de corredores
que año tras año optan o se ven obligados a colgar definitivamente las
zapatillas.
A diferencia de los corredores veteranos, para los
corredores noveles las lesiones son en la mayoría de las ocasiones procesos
inesperados e incomprendidos, sobre los que no se tiene mucha información en
cuanto al diagnóstico o tratamiento adecuados. El sufrir una lesión supone
enfrentarse a un enemigo por lo general nuevo, a una situación en la que el
aspecto psicológico afecta a la persona en su desánimo tanto o más que en el
propio plano físico. Por ello se acude
con frecuencia a pedir consejo e información a amigos e incluso a través de
redes sociales como si se tratara de un diagnóstico virtual, lo cual puede ser
más perjudicial a la larga que beneficioso. La capacidad y formación de un
especialista no se podrán suplir por muy buena voluntad que haya con las
experiencias previas de otro fondista.
CATÁLOGO DE LESIONES
Entre los corredores de ruta hay lesiones que se repiten con
mucha frecuencia y cuyos nombres acaban siendo parte del diccionario runner. Comenzando
en la cintura, nos encontramos con el síndrome del piramidal o pseudociática,
la cual es una lesión muy incapacitante y dolorosa no solo para la práctica
deportiva sino para el resto de las actividades diarias. En cuanto a la rodilla,
para un corredor es una de las zonas de mayores problemas por la gran cantidad
de tendones y ligamentos involucrados, siendo el síndrome de la banda
iliotibial una de las lesiones de peor pronóstico y más larga evolución.
Gemelos y sóleos están sometidos también a mucha presión y las roturas de sus
fibras son comunes, aunque con una buena recuperación se superan
satisfactoriamente. En la parte contraria a estos grupos musculares, la
periostitis afecta a la membrana que rodea la tibia, con inflamación muy
dolorosa y limitante. Ya en el pie, la tendinitis de aquiles es la reina de las
lesiones sobre todo en maratonistas, con tratamiento complejo y de muy incierto
resultado. Por último, la fascitis plantar es quizás la lesión más de moda
actualmente entre los runners, con fuertes molestias en el arco del pie sobre
todo después de haber estado en reposo, pudiendo ir acompañada incluso de la formación
de un espolón calcáneo.
OPTAR POR LA PREVENCIÓN
La mayoría de las lesiones que sufrimos los atletas se
podrían evitar si incorporáramos a nuestros entrenamientos rutinas preventivas.
De partida debemos poner cuidado al equipamiento básico de un corredor, en
especial el calzado. En las tiendas especializadas nos pueden realizar un test
de pisada gratuito para determinar qué tipo de corredor somos, pronador,
neutral o supinador, y adquirir zapatillas adecuadas. El calzado aunque sea el
correcto sufre un fuerte desgaste y deberemos descartarlo cuando pierda su
capacidad de sujeción y amortiguación, lo que puede suceder cada 500 o 600
kilómetros. Alternar 3 o 4 pares de zapatillas dependiendo del terreno e
intensidad del entrenamiento es lo realmente idóneo. Un buen calentamiento de
los diferentes grupos musculares y rotaciones de las articulaciones antes de
correr también es básico para evitar gran parte de los problemas asociados a
roturas y fricciones. Los estiramientos al terminar la sesión son así mismo
fundamentales para dejar nuestra musculatura relajada y lista para el siguiente
entreno. Y por último, la importancia de una buena alimentación y descanso para
que nuestro cuerpo se recupere de modo óptimo entre sesiones, sobre todo
aquellas que son más intensas y donde sufrimos un mayor desgaste. Los
suplementos nutricionales deportivos son un buen complemento para acompañar
nuestra alimentación, evitando la carencia de minerales y vitaminas esenciales
para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
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