Buen miércoles amigos:
Ya está disponible la edición de septiembre de la revista SPORTS & HEALTH, en la cual ha salido publicada mi último artículo sobre recuperar la forma perdida del corredor.
Si estáis interesados podéis verlo en las páginas insertas a continuación, o en modo texto al final de la entrada.
Fuerte abrazo y nos vemos en la Ruta!
FER
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RECUPERAR
LA FORMA PERDIDA DEL CORREDOR
Por Fernando Revuelta
La
mayoría de los que corremos, sobre todo si nuestra afición viene de lejos,
recordaremos periodos en nuestra vida en los que por diferentes razones, tanto
por una decisión voluntaria como por vernos obligados a ello, tuvimos que
apartarnos de nuestros entrenamientos, a veces solo por unas pocas semanas,
pero en ocasiones incluso por meses o varios años. Lo bueno de correr es que en
alguna medida aplica la famosa máxima de montar en bicicleta, “que nunca se olvida”. Y es que los
corredores tenemos memoria, tanto en lo que respecta a nuestro físico como a
nuestra mente. De regreso a nuestras sesiones de carrera sentiremos como es
obvio los efectos del desentrenamiento, pero estos serán muy diferentes en
cuanto a su magnitud dependiendo de una pluralidad de factores, incluyendo la
causa por la cual dejamos de correr, el tiempo que estuvimos parados, cómo fue
el cuidado de nuestro cuerpo y la alimentación durante ese periodo, y por
supuesto, nuestra edad. En cualquier caso, volver a correr después de un
periodo de parón es algo bien satisfactorio, y en la mayoría de los casos
notaremos significativas mejoras en el corto plazo.
¿POR QUÉ DEJAMOS DE CORRER?
Los
motivos por los que un corredor habitual abandona sus rutinas de entrenamiento
y pasa por un periodo más o menos largo de inactividad se dividen en
voluntarios y forzados. Entre los primeros nos encontramos con el aburrimiento,
ya que puede llegar un momento en el que el corredor, aun no teniendo problemas
físicos que le impidan completar sus entrenamientos, no encuentre la motivación
y fuerza mental necesarias para hacerlo. Por eso es muy importante para
cualquier corredor el ponerse objetivos y retos, tanto a corto, como a mediano
y largo plazo. También es usual que la mayoría de los corredores pasen por fases
de recuperación y descanso una vez terminada la temporada competitiva, antes de
comenzar con la siguiente. En el caso de Panamá, esta fase de recuperación se
circunscribe regularmente a los meses de diciembre y enero.
En cuanto
a motivos forzados, el más temido por cualquier corredor es sufrir una lesión o
enfermedad. A veces la imposibilidad viene derivada de la existencia de dolor
asociado a la propia lesión o enfermedad, que en realidad es un síntoma de la
misma, y en otras oportunidades aun no habiendo dolor, existe falta de
funcionalidad en alguna parte del cuerpo, generalmente ligada a patologías
musculares, articulares o relacionadas con ligamentos y tendones de las extremidades
inferiores. En otras oportunidades son obligaciones familiares, laborales y
académicas las que llevan al corredor a descontinuar sus rutinas, ya que aunque
físicamente se encuentra bien y tiene la motivación requerida para entrenar, en
su escala de prioridades debe anteponer otras actividades a su afición a
correr. Respecto de las mujeres en estado de gestación, el embarazo no debe
suponer un freno a la realización de ejercicio físico, salvo cuando por
prescripción médica se recomiende no correr por posibles complicaciones o estar
ya el embarazo en estado muy avanzado.
¿CÓMO LO NOTA NUESTRO CUERPO?
El desentrenamiento
se manifiesta en diferentes cambios fisiológicos en nuestro cuerpo, los cuales
se circunscriben principalmente a: pérdida de masa muscular, ya que se estima
que incluso un parón de solo tres semanas puede provocar una reducción de la
masa muscular de entre un 1% a un 5% del total; pérdida de flexibilidad y de
coordinación, originadas por la disminución del tono muscular y la capacidad de
contracción de los músculos; disminución de la capacidad cardiovascular, en
concreto del ventrículo izquierdo, ya que tras cuatro semanas de inactividad
física comenzará a reducir su tamaño; reducción del volumen máximo de oxígeno que
se puede procesar y usar de manera eficiente; aumento de peso cuando la persona
sigua ingiriendo el mismo número de calorías al ser el gasto energético menor;
y aparición de síntomas asociados al estrés, depresión, ansiedad e insomnio.
REGRESANDO A LA RUTA
Al momento
de retomar nuestros entrenamientos estaremos en mejor posición para regresar a
nuestro nivel anterior si hemos realizado ejercicios alternativos a correr y
hemos cuidado nuestra alimentación por ese tiempo, que si hemos permanecido
totalmente sedentarios y aumentado notablemente de peso. En el caso particular
de lesiones deportivas, es fundamental haber completado una correcta
rehabilitación física bajo una correcta supervisión, y con el paso de los años hay
que tener en cuenta que las personas adultas y de mediana edad tendrán mayores
dificultades en recuperarse de un parón largo que un corredor joven. De igual
manera a los corredores menos experimentados les resultará más difícil regresar,
que a aquellos otros con una larga trayectoria en el running.
Al
regresar de un periodo de inactividad hay que hacerlo de manera gradual, sin
querer tomar atajos en el proceso. Por ello es preferible no correr al comienzo
por días seguidos, sino dejando uno de descanso entre medias. Los
entrenamientos más efectivos en esta etapa serían aquellos a baja intensidad,
para ir sumando kilómetros y que el cuerpo y mente recuperen de manera
paulatina las sensaciones. Solo más tarde, y cuando ya se tenga de nuevo una
base de carrera, se pueden incorporar trabajos de series e intervalos a mayor
exigencia. No hay que perder de vista que la forma física se pierde más rápido
de lo que se recupera, incluso el doble o el triple. Trasladado a cifras
concretas, significaría que si dejamos de correr por un periodo de tres meses,
necesitaríamos de seis a nueve meses para volver a retomar el mismo estado de
forma en el que estábamos.
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