Buen ombligo de semana amig@s,
Os comparto algo de lectura, en este caso sobre el Plogging, una nueva modalidad de running que aúna a la tradicional carrera un contenido de conservación del medio ambiente, ya que se van recolectando residuos tirados en la calle o camino por el que transitemos.
En Panamá ya se están realizando ciertas actividades que mezclan la actividad de correr y la recolección, pero ha sido hace solo unas semanas, conversando de ello con mi amigo Fernando Blanco, que su grupo de entrenamiento de Costa del Este ha realizado la primera sesión de Plogging local en sentido estricto, al menos por lo que yo tengo conocimiento. Me conversó Blanco que los integrantes de su grupo quedaron muy satisfechos de haber colaborado, y que recibieron incluso felicitaciones de los vecinos y transeúntes del área. La idea que tienen es repetir esta actividad de manera periódica, involucrando otras zonas donde también se ejercita el grupo y que requieren de limpieza. Espero este ejemplo se difunda entre otros grupos de la comunidad runner y cada vez sean más los corredores a los que el Plogging no les suene simplemente como un anglicismo extraño.
Si estáis interesados en consultar el artículo podéis ir directamente a la web de SPORTS & HEALTH en este ENLACE, también en las páginas insertas a continuación, o en modo de texto sencillo al final de la entrada.
Fuerte abrazo y nos vemos en la Ruta!
FER
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PLOGGING, EL RUNNING ECOLÓGICO
Por Fernando Revuelta
Originado
en Suecia en el 2016, el plogging se
ha convertido en una modalidad de éxito y socialmente valorada que combina
actividad física y recuperación del medio ambiente
A la mayoría de los corredores nos ha
sucedido que mientras nos ejercitamos nos sorprende la gran cantidad de basura
que encontramos en la ruta, lo cual no solo afecta negativamente al aspecto
visual del paisaje, sino que en ocasiones los propios residuos se convierten en
obstáculos que pueden provocarnos una mala pisada o caída.
El término plogging se origina de la contracción del vocablo sueco “plocka upp”, que significa recoger del
piso, y del verbo anglosajón “jogging”,
y hace referencia a una modalidad originada en Estocolmo que combina correr con
la recolección de basura tirada por los lugares usuales donde nos ejercitamos.
De este modo se altera lo que es una carrera continua, y se convierte en algo
más parecido a un entrenamiento interválico, en el que hay periodos en los que
se realiza una actividad diferente. Para practicar plogging solo requerimos llevar con nosotros una bolsa,
preferiblemente no plástica, para ir depositando en ella aquellas botellas
plásticas, latas, cartones u otros desperdicios que nos encontremos en nuestra
ruta o proximidades, sin tener que salirnos mucho de nuestra trayectoria.
Desde el punto de vista del esfuerzo
físico y requerimiento de energía, el plogging
va más allá de los parámetros a los que estamos usualmente acostumbrados en
nuestras sencillas rutinas de carrera, ejercitando nuestras articulaciones y
músculos en ángulos diferentes cuando paramos para realizar el gesto de recoger
el desperdicio del suelo. También algunos practicantes señalan que el gasto
calórico es mayor que cuando corremos de manera continua, y sobre todo destacan
la satisfacción que se siente cuando uno ve su bolsa llena de residuos que ya
no estarán más en el piso.
Aunque no hay una técnica específica
para la práctica del plogging, se
recomienda no llevar una bolsa demasiado grande, irla alternando periódicamente
de brazo, así como ir cambiando de igual modo la pierna que dobla y la mano que
recoge el residuo, con el objeto de que el cuerpo trabaje de la manera más simétricamente
posible. En lo que respecta al tiempo, de 30 a 45 minutos de plogging es una buena rutina de
entrenamiento para un deportista promedio. Si la persona no tiene la capacidad
para trotar toda la sesión, puede caminar por tramos para hacerlo más
llevadero.
RECOLECCIÓN
Y RECICLAJE
La actividad principal al practicar plogging será la de recolectar toda
clase de residuos que nos podamos encontrar mientras realizamos ejercicio,
especialmente aquellos más nocivos para el medio ambiente y que demoran una
mayor cantidad de tiempo en degradarse en la naturaleza. Sobre este particular
es importante mencionar que mientras los residuos orgánicos se degradan
usualmente en tan solo cuatro semanas,
el papel y cartón lo hacen al año, el plástico a los 150 años y el vidrio se
estima puede demorar hasta 4,000 años. Son cifras que realmente nos deben de
poner a pensar, para que la próxima vez que tengamos la tentación de arrojar
algún tipo de basura o desperdicio en la calle, optemos por buscarle el lugar
que le corresponde.
Después de terminar nuestra jornada de
plogging lo ideal es catalogar lo
recogido por el tipo de material del que se trate, para posteriormente y una
vez agrupado, depositarlo en algún contenedor específico o centro de reciclaje
donde se le pueda dar el uso adecuado. Esto es más sencillo cuando se practica plogging en grupo, pero en su defecto,
optaremos sencillamente por dejar lo recolectado convenientemente en un
basurero o tinaco.
Parte del Team Nyeupe Timu de Fernando Blanco en Costa del Este |
RÁPIDA
DIFUSIÓN
En tan solo dos años la práctica del plogging se ha extendido rápidamente
desde Suecia y el resto de países nórdicos a gran parte del mundo,
especialmente a Europa y Norteamérica, donde ya son habituales las reuniones de
corredores que se han aficionado a esta modalidad. En países de nuestro entorno
como México, Colombia y Costa Rica también se pueden encontrar en las redes grupos
de ploggers que una vez por semana o
al mes se coordinan para realizar limpiezas en áreas donde se concentra una
mayor cantidad de residuos como carreteras, parques, playas o caminos de
montaña.
En nuestro país la conciencia
medioambiental está teniendo un gran crecimiento en la última década, sabedores
como somos de contar con un país bendecido por valiosos recursos naturales,
pero que debemos cuidar de una manera sostenible para que las generaciones
futuras también pueden llegar a disfrutarlo. Siguiendo esta idea, ya se están
realizando en Panamá desde hace varios años actividades que compaginan running y ecología, como limpiezas de
manglares y playas una vez terminadas las rutinas de entrenamiento
correspondientes. En igual sentido, en la mayoría de las competencias de trillo
que se celebran a nivel local por senderos y caminos no se facilita botellas ni
bolsas plásticas de agua a los corredores, sino que estos deben de llevar sus
propios contenedores que son rellenados en los puntos de hidratación instalados
por la organización.
Creo que la mayoría de los corredores,
sin tener real conciencia de ello, hemos sido en algún momento de manera
esporádica ploggers, y hemos recogido
alguna botella o lata abandonada, sobre todo cuando corremos por áreas de gran
valor natural donde el ver un desperdicio tirado en el piso literalmente hace
daño a la vista y mueve nuestra conciencia. Como corredores debemos poner
nuestro granito de arena, y dar ejemplo de que adicional a nuestra afición por
la actividad física, practicamos el respeto y defensa del medio ambiente. Ello nos
ayudará indirectamente también a ser mejor valorados por la sociedad en
general.
Para finalizar esta nota quiero
recordar ese refrán que dice “no es más
limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia”. Aunque ahora mismo el
plogging es un fenómeno reciente,
ojalá algún día sea un recuerdo del pasado, porque ya no haya basura tirada que
recoger.
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