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11 mayo 2017

MEDIA MARATÓN HACIENDA SAN ISIDRO 2017

Buenas noches amig@s,

El domingo pasado se celebró una de las pruebas que año tras año genera mayor expectación entre la comunidad runner, la Media maratón Hacienda San Isidro. En febrero se anunció desde la organización que la carrera sería a finales de marzo, lo que provocó un tremendo revulú pues la mayoría de la gente para esas fechas no iba a tener una preparación adecuada.


Tras el susto inicial, los organizadores tomaron en cuenta las sugerencias de los corredores, y sabiamente cambiaron el evento para el 7 de mayo. Hasta se hicieron gran número de memes sobre el tema, claro ejemplo de la repercusión que tiene esta carrera.

Correr una media maratón en un pueblo como Pesé va mucho más allá de la prueba en sí misma, ya que es una de las pocas oportunidades que tenemos durante el año de coincidir los corredores de la capital y del resto del país. Por este motivo, las logísticas de apoyo, viaje y alojamiento se programan por los diferentes grupos y equipos con mucha antelación, y el fin de semana entero se convierte en una tremenda experiencia que queda para el recuerdo.

Tere y yo salimos desde la capital en carro el sábado temprano, y en el viaje de ida no faltaron por supuesto las diferentes paradas para estirar las piernas, hacer pipí y comer algo. Aunque al día siguiente tocaba ponerse el traje de competencia, tengo que confesar que no pudimos resistirnos a los chorizos y empanadas de Quesos Mili en Chame, y no fuimos los únicos, ya que por allá coincidimos con otros muchos corredores que iban en camino. Imagino que Quesos Chela y Delicias Margot, entre otros, también hicieron buenas ventas ese día.

La manejada hasta Divisa la superamos oyendo música de la lista de reproducción de Tere, bastante ecléctica por cierto jajaja, e incluso en ocasiones nos arrancábamos a cantar a grito pelao como dos locos. La canción Despacito -la de pasito a pasito, suave suavecito- sin duda alguna fue la ganadora en este sentido, ya que se repitió varias veces por aclamación popular. La última parte del trayecto la hicimos en cambio con mil ojos en la calle, ya que había muchísimos policías apostados con sus radares poniendo boletas por exceso de velocidad. 

Una vez llegados a Chitré, la "ciudad que progresa sola", y al igual que el año pasado, nos hospedamos en el hotel La Amistad. Allí tenía establecido el team Nyeupe Timu de Costa del Este su cuartel general, y nos sumamos a ellos como hacemos en otras ocasiones por la buena relación que tenemos no solo con Fernando Blanco, sino también con la mayoría de sus miembros. En horas de la noche cuando salimos a cenar Chitré era un hervidero de corredores, y se sentía una tremenda expectación y ansiedad por la carrera del día siguiente. No faltó antes de retirarnos a dormir el tradicional paseo por la plaza central, "vamos pal palque", y hasta oportunidad tuvimos de ver la celebración de una boda que había en la iglesia. 

La alarma del celular sonó temprano puesto que a las 4.30 habíamos coordinado tomar rumbo hacía Pesé. Mientras Tere se desperezaba puse la cafetera y al rato ya estábamos compartiendo desayuno con los vecinos de la habitación contigua, nuestros grandes amigos Yessika Chavez y Fernando Mojica. Parece mentira, pero por cientos de competencias y maratones que uno haya corrido, siempre en las horas previas a una prueba se notan los nervios en el estómago y la adrenalina saliendo por los poros de la piel.

La Hacienda San Isidro nos recibió en total oscuridad, pero ya con cientos de corredores dando los últimos preparativos a sus uniformes y accesorios de carrera. Entre poner bien el chip, que no encuentro los geles, que si toma una foto para la taquilla, y abrazo con ese amigo que no veías desde hace meses, cuando te quieres dar cuenta ya están llamando a la línea de partida y entonces sientes esa emoción especial y orgullo por ser corredor, independientemente de que vayas a completar la prueba en la punta, o cerrando la carrera. Y es que en realidad la distancia es la misma para todos, y adicional esa ruta de Pesé, con sus continuas lomas, es siempre un enorme desafío.


Cuenta regresiva...tressss, dossss, unooo y en un instante cientos de corredores llenamos de colorido las estrechas pero acogedoras calles de Pesé. Desde comienzos de año Tere había puesto esta media maratón como uno de sus principales objetivos de la temporada, con la ilusión no solo de poder establecer un mejor registro personal en la distancia, sino también de romper con el muro de las dos horas. La verdad que durante las últimas doce semanas había completado una preparación modélica, con mucho esfuerzo y dedicación, por lo yo que estaba convencido de que tenía buenas opciones de conseguirlo. Por mi parte, recién salido de una rotura de fibras en el biceps femoral, con terminar la carrera me daba por satisfecho.


Tengo que reconocer que disfruté esta carrera como hacía tiempo no recordaba, seguramente desde hace varios años cuando completé con mi hermano Carlos en nuestra natal Valladolid su maratón #100 (ahora ya lleva 111 y subiendo). Fue un auténtico placer compartir la ruta con tantos amigos y conocidos, ver el esfuerzo en las caras de cada uno de ellos y recibir los ánimos y aliento de los residentes del área. Especialmente grato fue cuando nos comenzamos a cruzar unos competidores con otros una vez alcanzado el punto de retorno, dándonos mutuos ánimos y haciendo porras. Ahí vi que Tere iba en tiempo de batir su registro personal, todo ello corriendo como habíamos planificado de manera conservadora en la primera parte. Y es que el año pasado hizo los primeros 8 kilómetros demasiado rápidos, y luego la vuelta le pasó factura.

Sobre el kilómetro 15, una de las áreas más complicadas del recorrido, Tere terminó por alcanzarme y ya juntos corrimos la parte final. A ella no le gusta que yo le haga de pacer, reconozco que soy un poco intenso, jejeje pero pienso que en esos momentos en que la mente flaquea, un grito a tiempo hace la gran diferencia. Una vez superada la última loma fuerte, ya solo quedaban los 3 kilómetros finales, con el recorrido por el pueblo. En esos momentos ya era casi seguro que Tere iba a conseguir su marca personal, pero estábamos 1 minuto 15 por encima del sub 2 horas.

Jamás he visto correr a Tere con tanto empeño y determinación como en esa parte final, pareciera que persiguiera una de esas carimañolas que la fascinan jajaja: 5.30 en el km 19, 5.15 en el km 20, y último kilómetro al sprint en 5.14 para conseguir su sueño. Split negativo en la segunda parte y tiempo final gun 1h59.56.


Nos abrazamos y la verdad fueron unos momentos muy intensos en los que en pocos segundos recordamos todos esos entrenamientos y experiencias vividas juntos en los meses pasados. Correr es maravilloso, pero hacerlo acompañando a la persona que amas, es lo máximo.

Con Yessika Chavez y Fer Mojica, con los que compartimos estas últimas semanas muchos de nuestros fondos

Parte del team de Costa del Este, gracias por acogernos

La foto taquillosa por excelencia, zapatillas, bib y medalla

Ni ruta, ni animación, ni organización, ni leches,....el verdadero motivo por el que me gusta ir a Pesé jajaja
Siempre al final uno se queda con ganas de tener más tiempo para conversar con los demás participantes y amigos, tomar ese baño en la piscina del hotel que nunca se logra (llevamos ya tres años y no hay manera), pero tocaba vuelta para la ciudad capital con una sonrisa en la cara y los gemelos vueltos mierda.

Felicitaciones a todos los que compartimos esta prueba, y Dios mediante, Pesé 2018 allá estaremos.


FOTOS













Nos vemos en la Ruta!


FER


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