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16 septiembre 2016

Maratón de Medellín

Hola amig@s de la Ruta!

Aquí estoy de nuevo dando a la tecla para compartiros la experiencia vivida estos días pasados en Colombia, con oportunidad de la celebración de la Maratón de las Flores en Medellín.

Mordiendo la medalla a lo Rafa Nadal
Comenzando por algo de geografía para los que no hayáis estado en Medellín, se trata de la segunda ciudad más poblada de Colombia, solo superada por la capital Bogotá, con una población en la municipalidad de 2.5 millones de habitantes que teniendo en cuenta todo el área metropolitana se amplía a casi 3.8 millones. Medellín es la capital del Distrito de Antioquia, que está ubicado en el noroeste del país, y se la conoce como la "ciudad de la eterna primavera" debido a que mantiene un clima tropical con una temperatura bastante constante durante todo el año promediando 22° centígrados. En cuanto a la altitud, Medellín se encuentra enclavada en el Valle de Aburrá, el cual es recorrido en su parte central por el Río Medellín, con una altura media de 1,500 msnm, estando como es obvio las áreas construidas sobre las laderas de las montañas y cerros circundantes a mayor altitud.

Medellín adquirió triste fama en los 80s debido a la rivalidad de los carteles de la droga que se disputaban el territorio, encabezados por Pablo Escobar, llegando a ser considerada la ciudad más violenta del mundo. Con la muerte de Escobar en 1993, y la llegada a las instituciones públicas de políticos con libertad de acción, Medellín entró en una etapa de progreso económico que fue acompañada de programas para la integración social de los barrios más desfavorecidos de la ciudad. Ello supuso de manera paulatina un descenso de la criminalidad y que se pudiera mantener en el tiempo un fuerte desarrollo no solo de la actividad industrial y comercial, sino también desde el punto de vista de las infraestructuras, sostenibilidad de los recursos, turismo y vida cultural de la ciudad. Medellín es considerada hoy en día como una de las ciudades más innovadoras del mundo, y supone un vivo ejemplo de cómo se puede transformar una urbe para que sea amigable a sus residentes.


Por testimonios de amigos que habían viajado a correr la maratón en años anteriores sabía que no se trataba de una prueba fácil, tanto por las numerosas subidas en su trazado con forma de "serrucho", -como lo denomina mi buen amigo Ramsés Cano-, como por la altitud a 1,500 metros, lo cual provoca una disminución del oxígeno que ingresa en el cuerpo en comparación a cuando se corre a nivel del mar. En el lado positivo, Medellín se ofrecía en cambio como un destino cercano a Panamá, una prueba de la que había escuchado buenos comentarios en cuanto a su organización, y por encima de todo, la última oportunidad para obtener el ansiado cupo para la Maratón de Boston de 2017, al estar la ruta avalada tanto por la IAAF como por la AIMS. 

Así que no fue difícil tomar la decisión de sumarme al viaje organizado por PTY Runners, los cuales ya habían estado en Medellín en varias ocasiones con anterioridad. Viajar en grupo te alivia los trámites y las gestiones, pero sobre todo te aporta el plus de compartir la experiencia del viaje y la carrera con otras personas, creándose unos lazos de complicidad y amistad difíciles de obtener en otras circunstancias.

Nuestro periplo comenzó el viernes pasado de madrugada, ya que nuestro avión partía en teoría del Aeropuerto de Tocumen a las 5.00 am. Mientras realizábamos el ckeck in tuvimos la primera anécdota del viaje, cuando nos anunciaron que el avión de Avianca que nos iba a llevar hasta Bogotá, para luego conectar con Medellín, se había averiado. Siempre es mejor obviamente que una avería de este tipo la detecten en tierra y no en el aire, jajaja pero tratándose de un numeroso grupo de cerca de 30 personas como éramos, eso complicaba bastante la logística y la coordinación que tenían ya previamente organizadas Ruthy Quesada y Antonym Muñoz. Como el siguiente vuelo en el que nos podían acomodar no partía hasta nueve horas más tarde, nos llevaron a un hotel cercano al aeropuerto para hacer tiempo y poder descansar algo. Finalmente pudimos abordar el vuelo a las 2.00 pm, y tras hacer la correspondiente escala en Bogotá, llegamos muy tarde al aeropuerto José María Córdoba en Rionegro, ubicado a unos 50 minutos por carretera de MedellínEste retraso nos trastocó en gran medida los planes que teníamos, ya que en vez de aprovechar ese primer día para visitar la feria del corredor, retirar los kits y hacer algo de turismo, nos tuvimos que limitar después de registrarnos en el hotel a cenar en los alrededores y poco más. Como no todo en esta vida hay que verlo de manera negativa, tengo que reconocer que la aproximación mientras bajábamos por carretera hacia Medellín nos ofreció unas espectaculares vistas nocturnas del valle, con la ciudad iluminada como si se tratase de un nacimiento.

El hotel Lleras Green donde nos alojaron estaba situado en El Poblado, una de las mejores zonas de la ciudad, junto al famoso Parque Lleras, rodeado de restaurantes y zonas de diversión. Durante esa primera salida nos sorprendió la animada vida nocturna de toda el área, así como que había mucha seguridad y limpieza en las calles. En el restaurante Mondongo´s tuve esa noche la primera experiencia culinaria con una Bandeja Paisa, que se destacó por la buena calidad de la comida, lo enorme (por no decir gigante) de las raciones que traía y un nivel de precios muy razonable.

El restaurante Basílica en el Parque Lleras, donde cenamos una de las noches
A la mañana siguiente gran parte del grupo optamos por realizar una escapada hasta el Parque Ecoturístico Arví, para lo cual tomamos el metro hasta llegar al otro lado de la ciudad. Allí enlazamos con el sistema de metrocable, lo que nos permitió gozar de una experiencia única por las vistas que tuvimos según subíamos por la ladera de la montaña, con cientos de modestas viviendas de rojo ladrillo a nuestros pies.


La última parte del transporte la hicimos en unas góndolas algo más pequeñas que nos llevaron casi rozando las copas de los árboles del parque, un área natural de más de 16,000 hectáreas y con 54 kilómetros de senderos. Un tesoro de auténtica belleza y casi libre de intervención humana que uno no pensaría pudiera estar tan cerca de una urbe como Medellín.

Una vez regresamos a la ciudad por la tarde nos fuimos de shopping al Hueco, un enorme laberinto sin aparente orden de pequeñas tiendas y puestos en los que puedes encontrar desde una cazuela para cocinar para 50 personas hasta un diminuto hilo dental para lucir el "fuas" jajaja. Me recordó en parte a la zona de Calidonia en Panamá pero a "nivel Dios", con gente caminando en todas las direcciones como si se multiplicaran por momentos, entremezclándose con ruidosos vendedores y un tráfico caótico. Una experiencia diferente para conocer la otra cara de Medellín.


De vuelta al hotel todo se convirtió en una aparente calma, ya que al día siguiente era la tan ansiada carrera y cada uno en su cuarto imagino intentó dominar como mejor pudo sus nervios. El silencio se rompió cuando el celular comenzó a pitar insistentemente, ya que alguien tuvo la idea de compartir en el chat del grupo la típica foto de su uniforme listo encima de la cama, y el resto, siguiendo el ejemplo, hicimos lo propio. Creo eso sirvió para rebajar la adrenalina que nos invadía y poder conciliar algo el sueño.

Parte del grupo listos para el combate en el Parque de las Luces
Las distancias de 21 y 42 kilómetros partían a las 6.30 de la mañana, así que tocó madrugar para meterle combustible al cuerpo. Al despertar y desde la cama, sentí el ruido de las gotas de agua golpeando con fuerza en la azotea del hotel, así que de una vez me entró algo de temor al pensar que tendríamos que correr bajo la lluvia. A la hora señalada todo el grupo nos congregamos en el hall y partimos en autobús hasta las cercanías del icónico Parque de las Luces. Todavía era de noche cuando llegamos y la lluvia seguía cayendo, a la vez que el piso estaba completamente mojado con numerosos charcos de agua que tratábamos de esquivar para mantener el calzado lo más seco posible. No era el mejor escenario esperado, pero como dice el refrán, "no somos de azúcar", y tampoco es que a los panameños nos sea extraño eso de tener que correr bajo la lluvia. 

Con mis compañeros de Under Armour, Luis Benitez y Laura García
Los momentos previos a la salida pasaron demasiado deprisa, como si se hubiera tratado de un abrir y cerrar de ojos. Los pocos recuerdos que mantengo se circunscriben a dejar la bolsa en el guardarropa y calentar algo mientras me encontraba con un montón de panameños que también habían ido a correr a Medellín. Por momentos parecía como si en vez de estar en Colombia aquello fuera una de las usuales competencias de Corredores del Istmo o Panama Runners, porque las caras conocidas aparecían por doquier. De hecho, y según los datos que amablemente con posterioridad me ha facilitado la organización, Panamá fue la delegación extranjera más numerosa con gran diferencia, aportando un total de 113 atletas.


Pocos minutos antes de la partida nos llamaron para que nos fuéramos congregando en la calle de acceso a la línea de salida, y entonces es cuando me percaté del enorme número de corredores que íbamos a competir en el evento. Aunque no lo escuchamos en algún momento debieron dar el inicio a la prueba, porque la serpiente multicolor que formábamos se puso en movimiento, a pequeños pasos al comienzo y luego ya trotando. Cuando pasé por debajo de la estructura de salida ya pasaban tres minutos desde la partida oficial, y fue entonces cuando inicié mi reloj. Los primeros kilómetros estuvieron llenos de mucha emoción, rodeado de cientos de personas de toda edad, nacionalidad y condición. De modo progresivo fui superando corredores en la primera parte que era de subida continua, hasta que ya la calzada quedó más expedita y pude correr sin agobio.


La ruta estaba perfectamente señalizada y controlada por las autoridades de tráfico, adicional a que en ciertas partes se congregaban muchas personas animando y haciendo porras. En particular me encantó pasar por los puntos donde había grupos tocando música en directo, e inclusive me tiré hasta unos pasos de salsa en varios de ellos jajaja. La hidratación cada dos kilómetros con agua y bebida deportiva también cubrió a la perfección las necesidades de los corredores.


La ruta de los 42 kilómetros
Mi temor inicial a la altitud quedó enseguida descartado, y a excepción de los kilómetros finales no sentí la falta de aire, aunque creo fue más debido al esfuerzo ya realizado que a la propia altitud de Medellín. El trazado tampoco me pareció tan exigente como me habían comentado, aunque si que incluía varias subidas que aunque poco pronunciadas, eran largas y se mantenían constantes por cuatro o cinco kilómetros. La lluvia presente al inicio de la prueba desapareció al poco de darse la salida, y el clima la verdad quedó ideal para afrontar un evento de fondo de esta magnitud.

A diferencia de mis últimas maratones en las que no había sabido controlarme, en esta oportunidad pude vencer las ansias de correr a un ritmo más rápido y me concentré en lograr el tiempo objetivo para Boston que andaba buscando. Al paso por los primeros 10 kilómetros ya llevaba la mínima ventaja que debía lograr sobre el tiempo de corte, así que el resto fue mantener el paso hasta lograr superar el famoso muro del kilómetro 32. La maratón es una distancia que no perdona, a la que siempre hay que respetar y que nunca acabas de dominar. Cualquier mínimo contratiempo tira por tierra meses de preparación, y si se presenta un inconveniente, es muy complicado poder minimizar los daños. En esta prueba ganar unos pocos segundos por kilómetro resulta un esfuerzo titánico, mientras que cuando se entra en crisis, los minutos de pérdida caen inexorables como losas.

La última parte de la prueba la disfruté como pocas veces me ha pasado en una maratón, corriendo con energía y superando a bastantes competidores. Ya en los kilómetros finales me encontré a Ramses Cano y pudimos correr casi hasta la meta juntos, coincidiendo también en esa parte con Abdiel Cianca y Luis Benitez. Fue magnífico poder compartir la ruta con atletas de su categoría, con los cuales ya he vivido numerosas experiencias previas en otras maratones.


Ya en la recta de llegada no pude contener las emociones, supongo que a todos nos pasa a nuestro modo. Solo cada uno conoce el esfuerzo que ha tenido que hacer para llegar a un evento así, el sacrificio a diferentes niveles en cuanto a preparación, familia y tiempo de ocio, superar enfermedades y lesiones, cada momento en que durante un entrenamiento se imaginó levantando los brazos y diciéndose a sí mismo, "sí pude joder", como diría un español, una mezcla de enorme agotamiento físico a la par que mental, pero al mismo tiempo de enorme satisfacción, muy difícil de entender y de explicar para alguien que no lo ha vivido en carne propia. Si tuviera que expresarlo en una sola frase, personalmente diría que "correr maratones me hace sentir que realmente estoy vivo".

Orgulloso con la bandera de Panamá
Según fueron llegando el resto de miembros del grupo en sus diferentes distancias, -ya que buena parte corrían en los 5, 10 y 21 kilómetros-, todos nos juntamos en abrazos y felicitaciones, puesto que cada uno dentro de sus objetivos logró cumplir su meta. Cada corredor merece el máximo respeto por el esfuerzo que hace, independientemente del tiempo o puesto que ocupe, y en eso radica gran parte del éxito que está teniendo el running a nivel mundial. No conozco otro deporte en el que se entablen lazos tan fuertes de solidaridad y amistad en tan poco tiempo. Me parece que algunas de las fotos que ilustran esta crónica son un claro ejemplo de ello.

Alejandra Cuevas celebrando su despedida de soltera con sus compañeras del Team Simón
A la celebración final no faltó ni el Chapulín, no contábamos con su astucia jajaja
Compartiendo con Daniel Vega y Alberto Henriquez del Nyeupe Timu MW
A continuación os comparto algunas estadísticas y datos interesantes de la prueba:

- Número total de corredores inscritos: 12.728.

- Países participantes 37, a saber: 

ALEMANIA, ANTILLAS HOLANDESAS, ARGENTINA, ARUBA, AUSTRALIA, AUSTRIA, BAHAMAS, BRASIL, CANADA, CHILE, COLOMBIA, COSTA RICA, DINAMARCA, ECUADOR, EL SALVADOR, ESPAÑA, ESTADOS UNIDOS, FRANCIA, GUATEMALA, HOLANDA, INDIA, INGLATERRA, ISRAEL, ITALIA, JAPON, KENIA, MÉXICO, PANAMÁ, PERU, POLONIA, REPUBLICA CHECA, REPUBLICA DOMINICANA, RUSIA, SUDAFRICA, SUIZA, URUGUAY y VENEZUELA.

- Países con mayor número de participantes: 

Colombia tuvo más de 12,000
Panamá 113
Venezuela 58
EEUU 40
Perú 38
Brasil 36

- Corredores llegados a meta: 

42 km: 1,168
21 km: 3,864
10 km: 2,591
5 km:  1,800

- Resultados:

42K VARONES
1- Amos Kiprotrich 2:17:52 Kenia
2- Peter Lemayian 2:21:33 Kenia
3- José David Cardona 2:23:43 Colombia
4- Manuel Agudelo 2:29:49 Colombia
5- Fidel Quintero 2:30:12 Colombia


42K DAMAS
1- Carolyne Chemutai 2:37:32 Kenia
2- Pauline Wanguingigi 2:39:29 Kenia
3- Sandra Marcela Rosas 2:45:10 Colombia
4- Sylvia Jemeli 2:45:19 Kenia
5- Yolanda Fernández 2:54:13 Colombia

21 K VARONES
1- David Kiprotich 1:06:04 Kenia
2- Jeisson Suárez 1:06:29 Colombia
3- Cosmas Kiproech 1:07:38 Kenia
4- Juan Pablo Rangel 1:08:05 Colombia
5- Giovanny Amador 1:09:19 Colombia

21K DAMAS
1- Ogla Jerono 1:14:19 Kenia
2- Diana Landi 1:14:58 Ecuador
3- Kathya García 1:16:48 México
4- Kellys Arias 1:16:56 Colombia
5- Mercy Jemutai 1:17:49 Kenia


ENLACES A FOTOS:











Al día siguiente, y aún con las piernas algo doloridas, hicimos una excursión hasta Guatapé junto a los amigos de Cutarra Runners, con subida incluida al famoso Peñol y sus 740 escalones, así como un plácido paseo en barco por el embalse adyacente que es el más grande el país. Creo que todos lo gozamos a full, y fue una magnífica forma de poner un broche de oro a este viaje.

En grupo todos somos más fuertes
Con Jesús Quintero y Alexis Bullen, como diría la canción, "amigos para siempre..."

Preciosas y originales por sus zócalos las calles de Guatapé
Paseando en barco con mis amigas Cutarras
En cuanto a lo mejor y lo peor del viaje, este es mi análisis a modo de resumen:

LO MEJOR

- El grupo de PTY Runners y todos los que nos sumamos al trip: gente maravillosa con la que compartimos unos días excelentes. Muchas gracias a todos y en especial al gallo Antonio y a la gallina Ruth por cuidar de sus pollitos.

- Los panameños presentes: adicional a PTY Runners, pudimos compartir en mayor o menor medida con otros grupos como Cutarra Runners, Team Simon, el grupo de Isatrainer, el grupo de Fernando Blanco Nyeupe Timu, SG Team, Correcaminos, Tritones, Kilómetros x Alegría, CC2 y otros más, demostrando que la camaradería y buen rollo está por encima de cualquier otra cosa.

- La organización de la Maratón de Medellín: con tan solo cinco ediciones, MCM ha puesto el evento a un altísimo nivel, y prueba de ello es la avalancha de corredores que están viajando a correr allá de otros países. Excelente trato personal, diseño de ruta, seguridad, hidratación, cronometraje, animación, aseos, duchas y demás aspectos. El hecho de que la prueba sea clasificatoria para Boston es un extra bonus. Lo único que tendrían que mejorar es que el año que viene no se les olvide poner la bandera de Panamá en el desfile (creo Zely se lo va a estar recordando jajaja).

- La ciudad de Medellín y sus gentes: todo amabilidad y buen servicio. Nos sentimos, desde que pusimos un pie allá hasta el último momento, como en nuestra casa.

- El hotel Lleras Green: muy céntrico y acogedor en la zona rosa de Medellín, con acceso a múltiples restaurantes y ofertas de ocio.

- La comida: una gastronomía riquísima, abundante y económica. Para muestra la Bandeja Paisa que me atraganté el primer día (y eso que tuve que dejar la mitad).


- El trip al Parque Arví: una experiencia única y muy divertida, en la que lo pasamos genial, e inclusive servidor se echó novia por un rato jajaja.


- Las compras en El Hueco: jamás había visto tal concentración de puestos de venta de tantas cosas diferentes en literalmente un hueco, menudo laberinto, y jamás me habían dicho tantas veces "a la orden, con gusto, bien pueda".


- El cupo para Boston: una meta soñada de esas que vas postergando año tras año pensando que ya llegará su momento. Pero a punto de cumplir 50 años me he dado cuenta de que las oportunidades hay que aprovecharlas cuando se presentan, porque uno no sabe si tendrá una ocasión igual.

- Los 740 escalones del Peñol: un excelente descanso activo para nuestras maltratadas piernas, pero que mereció la pena por las impresionantes vistas desde su parte más alta. De todos modos nos fuimos sin resolver la duda de quién carajo puso esa piedrota en medio de la nada :)

Las escaleras de subida en zig-zag al Peñol
- La navegación por el embalse de Guatapé: una manera diferente y relajada de conocer un área prístina y disfrutar de la brisa y el sol en la cara. Lo del baile del Chiri fue la guinda del pastel jajaja

LO PEOR

Echando la vista atrás, lo único malo que recuerdo de todo el viaje es la experiencia con Avianca. Adicional al atraso inicial de 9 horas en la salida de Panamá, salimos igualmente con diferentes niveles de atraso en el resto de los vuelos. Mucha descoordinación y ausencia de disculpas. La tapa del coco fue cuando subimos al vuelo final que nos traería a Panamá desde Bogotá y el avión tenía solo 25 filas cuando nuestros pasajes nos ubicaban en la 26, 27 y 28. No sabíamos ya si reír o llorar. Recomiendo que los que quieran ir a Medellín vuelen con COPA, o incluso hasta les saldría mejor ir por tierra machete en mano por el tapón del Darien, jajaja porque lo de Avianca de verdad es de película de terror.

Obviamente esta crónica deja por fuera muchos momentos y anécdotas que nos hicieron disfrutar y compartir durante el viaje, pero detallar cada uno llevaría páginas y páginas, por lo que creo es mejor que los tengamos en el recuerdo y podamos revivirlos cuando nos volvamos a encontrar los miembros del grupo. Porque si de algo estoy seguro, es de que nos veremos en la Ruta!

Abrazos,

FER

12 comentarios :

  1. Me encantó esta crónica Fer, lo mejor que te he leído, y vaya que te las he leído todas!!! Estoy muy orgullosa de tí!

    Tere

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    1. Gracias Flaca, ya sabes que tienes pendiente ir en el metrocable, jajaja

      FER

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  2. Fue mi segundo año en los 10km y es de destacar que la señalizacion y organizacion es buenisima. Ojala Panama tome esos detallitos en cuenta :) pensaba que eramos minimo 200 panameños corriendo hahah! y si, ir a Medellin es un trip cada vez q voy siempre conozco algo nuevo.

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    1. Gracias por el comentario, jajaja, de verdad que estábamos por todos los lados. Un placer y es una prueba para volver definitivamente en el futuro.

      Saludos,

      FER

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  3. Muy buena crónica... Felicitaciones y espero que vuelvas pronto a nuestra Medellín. Sólo un detalle y es que el recorrido es nuevo y el anterior era el que tenía muchas subidas y se modificó por motivos ajenos a la organización, pero aprovecharon para que fuera más amigable y con más posibilidades de mejorar tiempos ;). Que bacano que te gustó laa ciudad y lo quue te falta x conocer debe ser la excusa para volver a Medellín a correr

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    1. Muchas gracias Érika, gracias por el dato. Tuvimos suerte entonces este año con el cambio de ruta, a mi en lo particular me gustó mucho, y creo es adecuada para hacer buenas marcas. Definitivamente Medellín es una gran ciudad y sus gentes igual, de seguro hay que regresar.

      Abrazos desde Panamá

      FER

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  4. Muy buena crónica. Me contaron lo de la bandera y me sentí muy mal, porque yo los vi al inicio y como terminaron con orgullo la carrera. Seguro no volverá a pasar. Les tocó una nueva ruta y por eso el recorrido no fue tan duro como en años anteriores. Lo mejor, es que parece que esta es la ruta que va a seguir. Muchas gracias por venir. Esta es su casa.

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    1. Que bueno que te gustó la crónica. En realidad lo de la bandera es una anécdota, con los miles de cosas que tenía la Organización en mente es normal que siempre haya algún detalle que se queda por fuera, estoy seguro que otros años estarán las banderas de todos los países allá. Como bien dices, Medellín nos hizo sentir como en casa, el trato en todo momento fue maravilloso, lo comentábamos entre nosotros, que es una lástima que muchas veces no podamos sentir lo mismo en nuestro País. Hay que tomar ejemplo de estas buenas actitudes e implementarlas acá. Fuerte abrazo hasta la ciudad de la eterna primavera !

      FER

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  5. Viajamos un grupo de 9 personas desde Chile a Correr el Maratón de las Flores y la verdad que quedamos encantados con la ciudad y particularmente con su gente. Estuvimos 7 días y también fue imposible no recorrer Pueblito Paisa, Metro cable hasta el Parque Arvì, Guatape, El Hueco entre otro lugares. En cuanto a la Ruta todos nosotros coincidimos que fue muy dura; quizas nos afecto un poco la altura o el clima pero logramos cada uno de nosotros sortear estos obstaculos y llegar a la meta( algunos 21k otros 42k ) fue muy emocionante. Lo que destacamos fue la hidratacion ( muy necesaria para nosotros) que no fallo en cada km señalado antes de la carrera. Nose cuantos chilenos en total fuimos pero estoy segura que todos queremos volver y disfrutar de esta gran carrera. Saludos Fernando y Gracias por tu cronica. Nos sentimos identificados con tu relato. Y como dices tu.... Nos veremos en la ruta

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    1. Hola Carlos, muchas gracias por tus comentarios y compartir vuestra experiencia. Pues seguro que quizás nos vimos por ahí en alguno de esos lados, la verdad que Medellín estaba llena de corredores esos días, y el ambiente era magnífico, obviamente con algo de estrés y nervios al comienzo, pero muy buena camaradería entre los corredores. En otros eventos en cambio parece la gente va cada una a lo suyo, y no quieren compartir con los demás. Medellín a diferencia de esto fue una fiesta del running, igual que a vosotros no solo a mi me encantó, sino al resto de la expedición. Obviamente de Panamá éramos bastantes porque nos queda cerca, pero merece la pena de verdad ir allá, no solo por la carrera, sino por la experiencia,...no se si a vosotros os llamó la atención como se come de bien en cantidad y calidad, pero fue algo impresionante para los estándares que tenemos a nivel de Panamá, nos salía la comida por las orejas, jajaja. Un fuerte abrazo hasta Chile, y nos vemos en la Ruta!

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  6. Siempre bienvenidos a Medellín. Aunque no soy de la organización hare hincapié ante ella de los errores que mencionas y otros que he leído en otros blogs y los corrijan para la próxima carrera por que siempre hay que mejorar, Juan Restrepo corredor 42K, saludos. By amigo de la ruta

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    1. Gracias Juan, ten por seguro que volveremos a Medellín, gracias por el trato, fuerte abrazo

      FER

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